03 Enero 2010
BUENOS AIRES.- La fuga de capitales del sistema financiero asciende a los U$S 131.036 millones. Es plata que los argentinos guardaron en cajas de seguridad y en sus hogares o que giraron al exterior durante los últimos años.
Este cálculo se desprende de información brindada por el Indec y que se remonta al tercer trimestre de 2009. La cifra total de la fuga se aproxima a la deuda externa privada y pública, que según el organismo totaliza U$S 123.807 millones, con un alza de U$S 15.000 millones respecto de fines de 2006.
La desconfianza, observan analistas, es el principal motor que rigió la conducta de los inversores locales durante los últimos años.
Los U$S 131.036 millones representan, de acuerdo con las estimaciones del Indec, alrededor de U$S 22.000 millones más que en diciembre de 2006. Este año tuvo la particularidad de que se produjo el conflicto económico global y que la caída en las importaciones fomentaron un superávit comercial con fuerte ingreso de dólares que en vez de entrar en el sistema financiero volaron a los colchones de los argentinos. Sin embargo, se estabilizó en el tercer trimestre de 2009 cuando cedió la crisis externa.
El Indec analizó que el impacto inicial de la crisis económica internacional se vivió en 2007 lo que motivó la fuga de unos U$S 4.000 millones. En 2008 se fueron unos U$S 9.500 millones y en la primera mitad de 2009 partieron alrededor de U$S 6.700 millones. De todos modos, las cifras del Indec deben ser tomadas con cautela, ya que todavía no termina de recuperar la credibilidad que perdió a principios de 2007, cuando se detectaron manipulaciones a las cifras de la inflación. A los inversores se les hace difícil contar con referencias sobre el PBI y la pobreza. (NA)
Este cálculo se desprende de información brindada por el Indec y que se remonta al tercer trimestre de 2009. La cifra total de la fuga se aproxima a la deuda externa privada y pública, que según el organismo totaliza U$S 123.807 millones, con un alza de U$S 15.000 millones respecto de fines de 2006.
La desconfianza, observan analistas, es el principal motor que rigió la conducta de los inversores locales durante los últimos años.
Los U$S 131.036 millones representan, de acuerdo con las estimaciones del Indec, alrededor de U$S 22.000 millones más que en diciembre de 2006. Este año tuvo la particularidad de que se produjo el conflicto económico global y que la caída en las importaciones fomentaron un superávit comercial con fuerte ingreso de dólares que en vez de entrar en el sistema financiero volaron a los colchones de los argentinos. Sin embargo, se estabilizó en el tercer trimestre de 2009 cuando cedió la crisis externa.
El Indec analizó que el impacto inicial de la crisis económica internacional se vivió en 2007 lo que motivó la fuga de unos U$S 4.000 millones. En 2008 se fueron unos U$S 9.500 millones y en la primera mitad de 2009 partieron alrededor de U$S 6.700 millones. De todos modos, las cifras del Indec deben ser tomadas con cautela, ya que todavía no termina de recuperar la credibilidad que perdió a principios de 2007, cuando se detectaron manipulaciones a las cifras de la inflación. A los inversores se les hace difícil contar con referencias sobre el PBI y la pobreza. (NA)
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