Félix Luna logró llevar la historia al gran público

Félix Luna logró llevar la historia al gran público

El autor de "Yrigoyen" y de "Soy Roca" entre otros éxitos editoriales, falleció ayer a los 84 años tras una prolongada enfermedad. Proveniente de una tradicional familia riojana, el escritor se recibió de abogado y, casi de inmediato se dedicó a la historia argentina. Escribió libros y cantatas.

PENSADOR DE GRAN COMPROMISO. Su condición de historiador le permitió a Félix Luna ser también un agudo analista de la realidad argentina. DYN PENSADOR DE GRAN COMPROMISO. Su condición de historiador le permitió a Félix Luna ser también un agudo analista de la realidad argentina. DYN
06 Noviembre 2009
"Desacralizar la historia, quitarle esa formalidad que convertía a los próceres en una especie de héroes de cartón, y darle al público las cosas que realmente le interesan, sin engañarlo". Ese propósito se planteó Félix Luna, y supo cumplirlo a fondo durante una trayectoria  de más de seis décadas. Se explica así el eco singular que tuvo su muerte, ocurrida ayer en Buenos Aires, un mes después de cumplir 84 años.
Luna nació en esa ciudad el 30 de septiembre de 1925. Venía de una antigua y tradicional familia riojana. Unico varón con seis hermanas mujeres, era hijo del doctor Carlos Luna Valdés y de María Lucía Polledo. Egresó como bachiller del Colegio del Salvador y obtuvo en 1951 su título de abogado, profesión que ejercería un tiempo muy breve. Había heredado del padre la fidelidad a la Unión Cívica Radical, en la que militó desde adolescente. El mismo año en que se recibió, fue arrestado por la Policía cuando repartía panfletos. Permaneció tres meses en la Cárcel de Olmos, donde le aplicaron la picana eléctrica.
Poco antes ya había despuntado en él la pasión por la historia. Data de 1948 su primer libro, "La Rioja después de la batalla de Vargas", al que siguió "Yrigoyen", en 1954 y "Alvear", en 1958. Participó activamente en la campaña electoral de Arturo Frondizi, y de 1959 a 1962 estuvo en el exterior, como consejero de la Embajada.

Periodismo y folclore

A su regreso al país, se zambulliría en los estudios históricos, que alternó con el periodismo y la composición folclórica. Fue justamente su experiencia de periodista -trabajó en "Clarín", donde llegó a jefe de editoriales- lo que lo llevó a inyectar un aire absolutamente novedoso en el examen del pasado nacional. "Es un poco de oficio periodístico ese buscar el pequeño efecto, la anécdota, los hechos que den una nota de color y aumenten el interés del que lee", declaró una vez.
No había hecho estudios sistemáticos de historia, de manera que la encaró con pasión de autodidacta. Su manera de escribir fue absolutamente distinta a la del historiador tradicional. Utilizó un estilo suelto, ameno, desprovisto de jergas académicas, que cualquiera podía comprender. Cuando empezó, los trabajos históricos no se referían al pasado cercano. Luna barrió con esa costumbre. Fue un pionero de la tendencia actual de acometer temas de la historia reciente.
Es que, como lo dijo con insistencia, hallaba necesario "que la gente sepa dónde está parada, y nada mejor para eso que conocer la historia: a los argentinos les interesa saber cómo se hizo este país, les fascina que alguien explique cómo eran los personajes y cómo se desarrollaron los sucesos". Su propósito obsesivo fue que la historia se hiciera familiar al gran público. "No me interesaba trabajar para pequeñas capillas o para los colegas. Buscaba algo más trascendente, y que el mensaje llegara a sectores numéricamente importantes", decía.

Sus éxitos

El primer "best seller" de Luna fue "Los caudillos", en 1966. Tres años más tarde publicó "El 45", primera mirada profunda sobre los comienzos del peronismo, hecha en base a documentos y a testimonios orales -incluído el del mismo Perón- que tuvo también impresionante éxito. En 1967 había iniciado la revista mensual "Todo es Historia", que se publica hasta la actualidad. Allí llamó a colaborar a estudiosos de todas las tendencias y sobre todos los temas del pasado argentino.
En realidad, desde "Los caudillos", todos los títulos de Félix Luna constituyeron éxitos editoriales. En la larga lista es necesario citar a "Ortiz. Reportaje a la Argentina opulenta"; a "Soy Roca", vida del famoso tucumano, narrada con recursos de la novela pero con rigurosa sujeción a las fuentes, que tuvo gran cantidad de ediciones; a "Buenos Aires y el país", a "Argentina. De Perón a Lanusse". A la época justicialista le dedicó un trabajo monumental: los tres tomos de "Perón y su tiempo". Fue también autor de "Confluencias", "Fuerzas hegemónicas y partidos políticos", "Fracturas y continuidades de la historia argentina", "Golpes militares y salidas electorales", y un largo etcétera. Que incluye libros de entrevistas, como "Diálogos con Frondizi" y "Conversaciones con José Luis Romero".
Ocuparía un espacio muy largo enumerar todas las colecciones que dirigió -empezando por "Memorial de la Patria"- y es de forzosa mención su "Historia integral de la Argentina", en diez tomos. También fue autor de unas entretenidas memorias, cuya edición definitiva publicó en 1996 como "Encuentros". Sobre ese libro habló al abrir, en 2005, el Ciclo de Conferencias de LA GACETA, con una disertación aplaudida por una verdadera multitud. Fue su última visita a Tucumán.

La música

Pero no solamente en los libros volcó Luna su pasión por la historia y la tradición. También incursionó victoriosamente en la música. Son verdaderos clásicos sus producciones con Ariel Ramírez, como "Misa criolla", "Cantata sudamericana" o "Mujeres argentinas", que han recorrido el mundo entre ovaciones. "Con Ariel en la música, debemos tener unos 50 temas", calculó en un reportaje.
En fin, no desdeñó ningún medio masivo de comunicación para acercar el pasado al gran público. Tanto realizó memorables programas de televisión y de radio, como compuso libretos cinematográficos. Y para las escuelas, ideó "La Gaceta de la Historia", que tuvo igualmente una enorme difusión. Cuando, en 1992, la Academia Nacional de la Historia lo designó miembro de número, el tema de su conferencia de incorporación fue el uso de los medios para difundir el pasado. En cuanto al presente, su condición de historiador le permitió ser también un agudo analista. Las publicaciones más importantes del país -entre ellas LA GACETA, de cuya sección literaria fue un asiduo colaborador- requirieron siempre su opinión sobre las cuestiones nacionales.
Luna desempeñó solamente un cargo público: el de secretario de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires, de 1986 a 1989. "La política me aburre: el que dedica su vida a la política no tiene tiempo para cultivarse", confesó.
Casado con Felisa de la Fuente (destinataria de la "Zamba para usted"), tenía tres hijas y varios nietos.
Le gustaba escapar los fines de semana, con la familia, a su chacra de Capilla del Señor. Nunca aceptó la computadora. Escribió todos sus libros tecleando en la fiel Olivetti.

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