En Horco Molle, el cielo se llenó de piruetas

En Horco Molle, el cielo se llenó de piruetas

Fanáticos del vuelo de todo el NOA festejaron los 90 años del Aeroclub "Mauricio Gilli".

RADIOCONTROL. Poco conocido por el gran público, el aeromodelismo despierta pasiones entre los tucumanos. LA GACETA/FRANCO VERA RADIOCONTROL. Poco conocido por el gran público, el aeromodelismo despierta pasiones entre los tucumanos. LA GACETA/FRANCO VERA
27 Septiembre 2009
El cielo de Horco Molle fue ayer  escenario de un espectáculo inédito. Más de una docena de aviones provenientes de los aeroclubes de las provincias del Noroeste aterrizaron en suelo tucumano para saludar a los pilotos del Aeroclub "Mauricio Gilli", que está festejando el 90 aniversario de su creación. Los 180 socios del club -pilotos profesionales y estudiantes que están iniciando su carrera- se dieron cita  junto a sus familias y amigos para recibir a los visitantes, que llegaron en coloridas naves desde distintos puntos de la región. Los gritos de asombro y los aplausos se sucedieron en cada aterrizaje. La espera se amenizó con una exhibición de paracaidismo en la que participó en salto Rubén Reyes, del Club de Paracaidismo de Santiago del Estero, y con una muestra de aeromodelismo con más de 10 ejemplares, -planeadores, helicópteros y aviones- que realizaron las más avezadas piruetas comandadas por radio control. Fue la alegría de los más chicos, pero también de los grandes. "Realmente es una pasión, uno nace con este espíritu y lo transmite a sus hijos, además es una de las pocas actividades que todavía hoy pueden hacerse en familia", dijo Sergio Guette a LA GACETA, quien junto a su hijo Felipe, de 7 años, cultiva esta actividad desde la infancia.  
Pero el momento más apasionante fue la llegada de una verdadera reliquia. Un biplano 5 Flit, de origen canadiense, de 1929, modelo utilizado como avión de entrenamiento de los soldados que actuaron en la II Guerra Mundial, en Alemania. Su piloto Alfredo Cajal, manejó desde  Rosario de la Frontera, para celebrar el nuevo aniversario de sus colegas tucumanos. Fue recibido como un héroe. "A este avión lo rescaté de otro piloto de San Rafael, Mendoza, lo armé y reparé dejándolo  como está ahora", dijo el veterano piloto, que vuela desde hace 50 años.
"Este encuentro es una experiencia que se realiza por primera y es una oportunidad también para la camaradería", dijo orgulloso el presidente del Aeroclub, Roberto Gilli, hijo de quien lleva el nombre el aeródromo de Horco Molle.
En la pista se alinearon naves de distintas  procedencias y potencia, que hicieron vuelos de exhibición y bautismo, ya que el público pudo contratar viajes cortos.
Gilli explicó que durante esta gestión se hicieron nuevas instalaciones y que se dejaron a nuevos los tres hangares y el taller de mantenimiento. Agregó que el emprendimiento es totalmente privado y que que no recibe ningún aporte estatal. Sin embargo, Gilli afirmó que el aeroclub  ha realizado -no pocas veces- actividades en favor de pobladores de los valles, llevándoles comida, agua y medicamentos, y trasladando enfermos y embarazadas hasta los centros médicos más cercanos.

Una carrera alternativa
La escuela de pilotos que funciona en el aeroclub cuenta con 12 estudiantes que están prontos a recibir la habilitación legal. La edad permitida de inicio a la actividad es de 16 años y nueve meses. Muchos siguen la carrera como alternativa profesional. "Llegué a piloto comercial y aspiro es conducir una avión de línea", dijo Javier Glasberg (20), quien desde niño jugaba a los avioncitos, aunque su pasión era llegar a conducirlos.
Los organizadores afirmaron que la carrera puede hacerse como actividad deportiva pero que también puede convertirse en una profesión. De acuerdo a las normas nacionales, los estudiantes deben reunir 900 horas de vuelo más las clases teóricas para llegar a ser pilotos de línea. Los exámenes son auditados por la Fuerza Aérea.  Más allá de estas posibilidades que ofrece el aeroclub, los pilotos coinciden en que la mayoría sólo vuela por placer. "Volar nos llena el espíritu y la sensación que uno siente arriba, es única e irrepetible", confesó Gilli. El encuentro, que es libre para todo público, continuará  hoy, desde las 10 hasta las 19. El aeroclub está en Yerba Buena. Desde la avenida Perón, se sube por Pacará hacia el norte y se llega al predio.

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