25 Septiembre 2009
BUENOS AIRES.- Una jueza contravencional fue denunciada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por haber amenazado, maltratado y discriminado a dos empleadas de tránsito cuando fue a buscar su auto, que había sido llevado por una grúa porque estaba mal estacionado.
"Era bastante prepotente. Desde el principio nos trató mal. Nos decía: `apúrense, muévanse, no sé qué están esperando`", explicó una de las agentes que formuló la denuncia, Rocío Marlene Gómez, responsable operativa de la oficina en el momento en que llegó la jueza.
Por su parte, la magistrada, Rosa Parrilli consideró que no tiene que pedir disculpas a nadie y afirmó que sólo rendirá cuentas ante las autoridades competentes. "No dije nada; no sé qué dije. No me vi en el video porque no tengo televisión", señaló. Sucede que todo el episodio fue filmado con una cámara ubicada en la oficina y, a partir de ello, el caso fue denunciado por el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Guillermo Montenegro.
Ante el hecho, el funcionario pidió a la Justicia Contravencional que investigue a Parrilli y también reclamará el juicio político y destitución. En la denuncia se señala: "esa persona, notablemente ofuscada y en muy malos términos, se dirigió a las dos empleadas y, en forma despreciativa, prepotente y autoritaria, se identificó como juez. Dijo que quien daba las órdenes en el lugar era ella; que por el cargo que tenía nunca pagaba nada y que esa no sería la excepción y exigía la entrega inmediata del vehículo".
"La que manda soy yo"
Rocío Gómez, otra de las agentes, recordó: "esta señora nos decía `yo soy jueza y mando acá`. Nosotras tratábamos de explicarle cómo es el procedimiento (para poder retirar el auto de la playa de infractores), pero la señora no entraba en razones. Nos decía de mala manera que no quería perder tiempo. Una persona así no puede andar por la vida amenazando a cualquiera".
Según la información, la jueza alegó en todo momento que estaba haciendo un procedimiento cuando le llevaron su Volkswagen. En las imágenes aportadas como prueba, se ve que se va enojando cada vez más, que pretende darles órdenes a las empleadas, que les dice "¡rápido, rápido!", las llama tontas y pregunta todo el tiempo "¿con quién tengo que hablar?".
De acuerdo con lo señalado, las amenazas son contundentes: "señorita, venga acá, la que mando acá soy yo, no tengo que pagar como no pago nunca en la vida". Finalmente, la magistrada decidió consultar a un controlador de faltas, quien le perdonó la multa y el acarreo, de $ 190.
Al volver, se pone más agresiva. "Ganan $ 1.200 para joder a la gente, ¡todas morochas, ni una rubia contratan!", gritó, y le advirtió a Gómez que si cayera en su jurisdicción la metería presa durante ocho meses. "Te hubiera metido un cachetazo por hacerme perder el tiempo, ¿no te das cuenta tontita que te dije que acá mando yo?", agregó.
Al respecto, Montenegro sostuvo: "es muy grave que una jueza, amparándose en su cargo, no haga lo que tiene que hacer un ciudadano con sus responsabilidades. El funcionario público es el primero que debe hacerlo". (NA)
"Era bastante prepotente. Desde el principio nos trató mal. Nos decía: `apúrense, muévanse, no sé qué están esperando`", explicó una de las agentes que formuló la denuncia, Rocío Marlene Gómez, responsable operativa de la oficina en el momento en que llegó la jueza.
Por su parte, la magistrada, Rosa Parrilli consideró que no tiene que pedir disculpas a nadie y afirmó que sólo rendirá cuentas ante las autoridades competentes. "No dije nada; no sé qué dije. No me vi en el video porque no tengo televisión", señaló. Sucede que todo el episodio fue filmado con una cámara ubicada en la oficina y, a partir de ello, el caso fue denunciado por el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Guillermo Montenegro.
Ante el hecho, el funcionario pidió a la Justicia Contravencional que investigue a Parrilli y también reclamará el juicio político y destitución. En la denuncia se señala: "esa persona, notablemente ofuscada y en muy malos términos, se dirigió a las dos empleadas y, en forma despreciativa, prepotente y autoritaria, se identificó como juez. Dijo que quien daba las órdenes en el lugar era ella; que por el cargo que tenía nunca pagaba nada y que esa no sería la excepción y exigía la entrega inmediata del vehículo".
"La que manda soy yo"
Rocío Gómez, otra de las agentes, recordó: "esta señora nos decía `yo soy jueza y mando acá`. Nosotras tratábamos de explicarle cómo es el procedimiento (para poder retirar el auto de la playa de infractores), pero la señora no entraba en razones. Nos decía de mala manera que no quería perder tiempo. Una persona así no puede andar por la vida amenazando a cualquiera".
Según la información, la jueza alegó en todo momento que estaba haciendo un procedimiento cuando le llevaron su Volkswagen. En las imágenes aportadas como prueba, se ve que se va enojando cada vez más, que pretende darles órdenes a las empleadas, que les dice "¡rápido, rápido!", las llama tontas y pregunta todo el tiempo "¿con quién tengo que hablar?".
De acuerdo con lo señalado, las amenazas son contundentes: "señorita, venga acá, la que mando acá soy yo, no tengo que pagar como no pago nunca en la vida". Finalmente, la magistrada decidió consultar a un controlador de faltas, quien le perdonó la multa y el acarreo, de $ 190.
Al volver, se pone más agresiva. "Ganan $ 1.200 para joder a la gente, ¡todas morochas, ni una rubia contratan!", gritó, y le advirtió a Gómez que si cayera en su jurisdicción la metería presa durante ocho meses. "Te hubiera metido un cachetazo por hacerme perder el tiempo, ¿no te das cuenta tontita que te dije que acá mando yo?", agregó.
Al respecto, Montenegro sostuvo: "es muy grave que una jueza, amparándose en su cargo, no haga lo que tiene que hacer un ciudadano con sus responsabilidades. El funcionario público es el primero que debe hacerlo". (NA)