19 Julio 2009
ULTIMAS MIRADAS.Parte de un fotorreportaje de Jeremías González.GENTILEZA JEREMIAS GONZALEZ
Eduardo Perrone no podría haber muerto en una cama de hospital. Ayer, la Policía lo encontró tirado al lado de las vías del tren, en Crisóstomo Alvarez y Bernabé Aráoz, donde el autor de "Preso común" se había organizado en un vagón desguazado un refugio tan precario como había sido su propia vida. Para las generaciones que todavía guardan memoria del Tucumán de la década del 70, la muerte de Perrone significa la despedida a una de las últimas leyendas urbanas de esa época.
Perrone tenía 69 años. Había nacido en Tucumán el 12 de abril de 1940, nieto de un abuelo ferroviario. Con el tiempo, esa herencia sería su carta de presentación, cuando pidió permiso para armar su hogar en un furgón, cerca del cual ayer lo encontraron muerto y en el que vivía en la más estricta pobreza, atado a la caridad ajena. En1973, Perrone escribió "Preso común", un libro en el que relataba su experiencia en prisión, a la que había llegado acusado de pertenecer a una banda que violaba a jóvenes universitarias en Horco Molle. Por esa acusación había pasado tres años en la cárcel, hasta que fue declarado inocente.
Pero esa inspiración carcelaria le hizo conocer el éxito y lo instaló en el oficio de escritor, con suerte variada: sólo "Preso común" logró instalarlo en la vidriera cultural y bohemia de la década del 70, cuando tuvo un romance con la guionista Aída Bortnik. Después vendrían "Visita, francesa y completo"(1974), "Días para reír, días para llorar" (1976), "Los pájaros van a morir a Buenos Aires" (1984) y "La jauría" (1984).
Perrone dejó una obra inédita, escrita en la década del 90, y a la que ya había titulado "Los espermatozoides del diablo". En 2000, en una entrevista con LA GACETA, el escritor había anticipado la trama de esta obra póstuma. "Cuenta una historia muy linda de Tucumán, cuando el doctor Grasita y el ingeniero Burgos fundaron el partido Bandera Blanca para hacerle la contra a Isaías Nougués, y pusieron un cochero de plaza y un carpintero como candidatos. Ahí aparece también algo de lo que es la prostitución de Tucumán, porque hay una francesa que les ayuda con el dinero para la campaña", dijo el escritor.
La trama de esa obra póstuma no es una excepción: responde a la mirada de un escritor que se construyó como tal hurgando en la marginalidad del Tucumán de las últimas cuatro décadas. El personaje murió en soledad. Sin embargo, dejó una huella inquietante y que despierta curiosidad en las nuevas generaciones. Así lo refleja la foto que acompaña a esta crónica. La imagen es parte de un fotorreportaje desarrollado por Jeremías González. Por esas cosas del destino, la historia en imágenes de Perrone viviendo en las vías está colgada en la muestra de la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina, en el corazón de Buenos Aires, en el Palais de Glace.
Perrone tenía 69 años. Había nacido en Tucumán el 12 de abril de 1940, nieto de un abuelo ferroviario. Con el tiempo, esa herencia sería su carta de presentación, cuando pidió permiso para armar su hogar en un furgón, cerca del cual ayer lo encontraron muerto y en el que vivía en la más estricta pobreza, atado a la caridad ajena. En1973, Perrone escribió "Preso común", un libro en el que relataba su experiencia en prisión, a la que había llegado acusado de pertenecer a una banda que violaba a jóvenes universitarias en Horco Molle. Por esa acusación había pasado tres años en la cárcel, hasta que fue declarado inocente.
Pero esa inspiración carcelaria le hizo conocer el éxito y lo instaló en el oficio de escritor, con suerte variada: sólo "Preso común" logró instalarlo en la vidriera cultural y bohemia de la década del 70, cuando tuvo un romance con la guionista Aída Bortnik. Después vendrían "Visita, francesa y completo"(1974), "Días para reír, días para llorar" (1976), "Los pájaros van a morir a Buenos Aires" (1984) y "La jauría" (1984).
Perrone dejó una obra inédita, escrita en la década del 90, y a la que ya había titulado "Los espermatozoides del diablo". En 2000, en una entrevista con LA GACETA, el escritor había anticipado la trama de esta obra póstuma. "Cuenta una historia muy linda de Tucumán, cuando el doctor Grasita y el ingeniero Burgos fundaron el partido Bandera Blanca para hacerle la contra a Isaías Nougués, y pusieron un cochero de plaza y un carpintero como candidatos. Ahí aparece también algo de lo que es la prostitución de Tucumán, porque hay una francesa que les ayuda con el dinero para la campaña", dijo el escritor.
La trama de esa obra póstuma no es una excepción: responde a la mirada de un escritor que se construyó como tal hurgando en la marginalidad del Tucumán de las últimas cuatro décadas. El personaje murió en soledad. Sin embargo, dejó una huella inquietante y que despierta curiosidad en las nuevas generaciones. Así lo refleja la foto que acompaña a esta crónica. La imagen es parte de un fotorreportaje desarrollado por Jeremías González. Por esas cosas del destino, la historia en imágenes de Perrone viviendo en las vías está colgada en la muestra de la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina, en el corazón de Buenos Aires, en el Palais de Glace.