La reapertura del museo en El Cadillal

La reapertura del museo en El Cadillal

13 Julio 2009
Lugar en que se guardan colecciones de objetos artísticos, científicos o de otro tipo, y en general de valor cultural, convenientemente colocados para que sean examinados. Institución, sin fines de lucro, abierta al público, cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de los objetos que mejor ilustran las actividades del hombre, o culturalmente importantes para el desarrollo de los conocimientos humanos. Estas son las dos primeras acepciones de la palabra museo que nos brinda el Diccionario de la Real Academia Española.
Siempre es bienvenida la apertura o la reapertura de un museo como sucedió ayer con el Ernesto Padilla en el dique Celestino Gelsi, que había dejado de funcionar en noviembre de 1999. Desde entonces, había estado cerrado. En enero de 2005, la Policía Lacustre ocupó parte del edificio, que se encuentra junto al anfiteatro del embalse. En 1971, en la zona del dique El Cadillal se había producido el hallazgo de un repositorio arqueológico. Se trataba de un cementerio indígena de la época prehispánica y la investigación para dilucidar su importancia fue encarada por el Museo de Arqueología de la UNT. Luego, dada la significación y ubicación de los vestigios, la UNT suscribió con la Dirección de Turismo un convenio cuyos fines eran, entre otras cosas, erigir un museo para que estas reliquias pudieran exhibirse al público.
El 30 de enero de 1973, LA GACETA informó que once yacimientos arqueológicos habían sido encontrado en El Cadillal. La crónica señalaba que desde 1971, año en que se iniciaron la excavaciones, se había reunido un gran número de piezas de distinto material. En cerámica, se rescataron urnas funerarias, vasos, pipas; en piedra, puntas de flechas, hachas, collares, colgantes, morteros; en huesos, conchillas, etcétera. Ya por entonces estaba en marcha la construcción del museo que se habilitó a mediados de 1973. Muchas de las 150 piezas expuestas pertenecen a las culturas Candelaria y Belén. Las más antiguas datan del 300 a.C. (la cultura Candelaria es considerada la más antigua del actual territorio argentino junto con la San Francisco), según se informó.
El museólogo que estuvo a cargo de la recuperación de la sala, dijo que los objetos se encuentran muy bien conservados. Destacó que se trabajó sobre la idea de que la cultura no es algo cerrado, aislado sólo en el ámbito del aprender, sino que también sea parte del entretenimiento. Se desarrolló entonces un guión museográfico en el que se integran los colores, la iluminación y los íconos. Según el experto, se hizo hincapié a través de paneles en las culturas prehispánicas y poshispánicas de la región para que la gente comprendiera por qué esas piezas están allí. La idea fue que el visitante recibiera un contexto histórico que le permita descubrir otro atractivo en la zona del dique.
En los trabajos de restauración de la sede participaron los Entes de Turismo, de Cultura y de Infraestructura Comunitaria, así como la Dirección de Arquitectura y Urbanismo. Se reparó también la terraza que está por encima del techo del museo; el principal problema que había allí eran las filtraciones de humedad. Se invirtieron $ 300.000 que fueron aportados la Provincia y la Nación.
Los museos suelen ocupar un lugar importante en la vida cultural de los pueblos porque constituyen la memoria, la historia, conforman la identidad de una nación. Lo importante ahora es no sólo mantenerlo sino atraer a los mismos tucumanos a que lo conozcan y, en particular, a los estudiantes promoviendo actividades recreativas y culturales, que recreen a través de espectáculos teatrales, por ejemplo, cómo vivían los pueblos de la cultura Candelaria. Todo paso que se dé hacia la reconstrucción y la comprensión de nuestro pasado. contribuye a fortalecer nuestra identidad.

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