Cartas de lectores
20 Junio 2009
MAESTRO DELLA ROCCA
Leí con gran emoción en la Sección Vida Urbana de LA GACETA del 13/6 que el Concejo Deliberante capitalino nominó un pasaje del loteo Las Américas como "Maestro Antonio Della Rocca". Esto es un justo y merecido reconocimiento por parte de los representantes del pueblo (a quienes agradezco) de la prolífica labor desarrollada tanto en el campo coral, como en la docencia y como instrumentista, en la ciudad que mi padre adoptó como propia desde su arribo de su Italia natal en 1948 hasta su partida a la eternidad en 2005. Sería largo enumerar cada una de sus actividades, pero a modo de resumen citaré que en la UNT (donde trabajó hasta su jubilación) fue primer clarinete solista de la Orquesta Sinfónica, y docente y director de la Escuela de Música. Fue también vicedirector del Conservatorio Provincial de Música e integró la comisión directiva del Mozarteum Argentino Filial Tucumán. En lo que fue su gran pasión dirigió una gran cantidad de coros: el Véritas (al que fundó), el Coro de Profesoras de Música y el de Niños del Consejo de Educación de la Provincia, el Coro del Conservatorio Provincial de Música, el Coro de la Escuela de Música y el de la Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento de la U.N.T., el Coro del Club Andino Tucumán, el Coro Estable de la Provincia y el de Niños del Teatro San Martín, el Coro del Mozarteum Argentino Filial Tucumán, el de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, el de la Sociedad Italiana. Con el Coro Véritas desarrolló una amplia y reconocida labor no sólo en nuestra provincia, sino también en todo el país y en el exterior (Chile, Uruguay, Italia). Con el Coro de Profesoras de Música del Consejo de Educación de la Provincia actuó en Chile y con el Coro Estable de la Provincia, en el Teatro Colón de Buenos Aires.

Enzo Della Rocca
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AEROPUERTO Y TAXIS
Recientemente  viajé a Buenos Aires en avión. Desde mi domicilio llamé a una conocida empresa de taxis y me trasladé  hacia hasta el aeropuerto; el costo del viaje fue de $ 27.80. Al regreso, abordé una de las unidades que se encontraban en el estacionamiento que por exactamente el mismo recorrido me llevó de  regreso a mi hogar. Esta vez el costo del traslado fue de $ 40, "con descuento, hermano", me dijo el chofer, que entre otras cosas, no prendió nunca el taxímetro porque, según sus palabras, ellos calculan el costo con una "tablita". Más allá de cualquier consideración sobre eventuales concesiones a empresas particulares otorgadas o no por la firma que administra el aeropuerto, no dudo de que debería existir la posibilidad de acceder a un viaje garantizado por alguna empresa con sede en el aeropuerto y un servicio libre (obviamente supervisado) de taxi común. Cabe acotar que la empresa cuyo móvil  me llevó de regreso, no superaba en calidad de modelo, de servicio o de confort a cualquier taxi en regla que circula por la ciudad. Este tipo de situaciones -pesos más o menos- me parecen perjudiciales para los usuarios, antipáticas para el turista y discriminatorias para los taxis comunes, que se ven impedidos de poder  trabajar, cubriendo el servicio de traslado de las personas que realizan viajes de esta naturaleza.

Pablo Mirande
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TERRIBLE IMAGEN
Por la Diagonal, yendo desde Tafí Viejo desde Tafi Viejo a San Miguel de Tucumán, 200 metros aproximadamente, antes de cruzar el puente a mano derecha, en un árbol que se encuentra en esos pastizales, vimos colgado desde una rama y sin vida a un perrito de color negro. Pueden ustedes imaginarse el dolor que me causó ver esa terrible imagen. Sólo alguien miserable pudo haber realizado este acto de crueldad hacia ese inocente animal. Esto es una verdadera injusticia, ¿Quién puede ser tan detestable de llevar a cabo semejante crimen? Si no somos capaces de respetar la vida en todos sus niveles, ¿creen que seremos capaces de salir adelante en el mundo que vivimos? Creo que no. ¿Cuántos seres vivos -y me refiero a todos- sufren maltratos en el mundo? Estamos perdidos.

Ivana Acevedo
Perú Sur 725
Tafí Viejo- Tucumán

JOSE  I. GARCIA HAMILTON (I)
La vocación periodística siempre me atrajo y llegó a ser en mí toda una pasión. Junto al fotógrafo Hugo Ibarra, responsable de la corresponsalía LA GACETA en Simoca, yo cronicaba todo el acontecer de la vida comarcana, y por varios años cubrí información como colaborador ad honorem. A José Ignacio nunca lo traté, pero muchas veces lo vi, muy afable, compartir con tantos periodistas amigos míos en la Redacción, allá por el año 1970. Trabajaba yo como operador en la Central Telefónica de Simoca (por entonces la CAT) y una noche se detuvo un automóvil Peugeot azul oscuro; de él se bajó el doctor García Hamilton. "Vengo de Concepción -me dijo- y necesitamos cubrir una vacante (hacía poco había fallecido el señor Gray) en esa ciudad, y pienso que usted es el candidato''. Me dijo que no le contestara en el momento. ''Piénselo y luego vaya a verme en el diario'', me saludó con mucho afecto y se marchó. Esa noche casi ni dormí. Mucho lo pensé y decidí quedarme con mi trabajo y atender, junto a un hermano, una finca cañera. Al día siguiente fui al diario y pedí hablar con él. No se encontraba. Me atendió el entonces secretario de Redacción, un amigazo, don Mario  Rodríguez. y le expliqué los motivos por los cuales desistía el ofrecimiento. Hoy sentí una enorme pena cuando me enteré de su muerte en la Capital Federal, donde honraba a mi provincia y a mi partido con el cargo que ocupaba en el Congreso. Gracias, doctor, por lo que tanto dio e ilustró con su pluma y su grandeza literaria. Tal vez no haya consuelo para los que aspiramos al mejoramiento de la humanidad, ni habrá cómo llenar el claro que deja su desaparición.

Roberto Martín Aguirre
25 de Mayo 70
Simoca (Tucumán)

JOSE I. GARCIA HAMILTON (II)
En la ceremonia de despedida de los restos de José Ignacio García Hamilton en el Congreso Nacional, las palabras de los representantes de las tres iglesias monoteístas hablaban de la extraordinaria apertura emocional e intelectual de este destacado tucumano que siempre tenía una mesa y charla predispuesta, de allí esta relación, su presencia y su despedida. Su esposa y sus hijos destacaron que habían conformado un hogar donde la libertad, la discusión y el respeto a las diversas relaciones y amistades fue una valiosa característica. Había estado con José Ignacio hacía un mes en la Feria del Libro de Buenos Aires, en una mesa panel acerca de la situación social y política de Cuba. Se lo veía desmejorado pero muy lúcido, con gran convicción, su voz muy clara y sus ideas y argumentos firmes y coherentes, porque siempre fue coherente. No se pensaba en este rápido desenlace. Fue un notable comprovinciano, conocido por toda la grey tucumana en Buenos Aires, y nadie ignoraba ni dudó nunca de que García Hamilton era de Tucumán. Eso fue un incentivo para nuestro arraigo tucumano, hasta por eso mismo nos congregaba en sus conferencias, en las presentaciones de sus libros, en las charlas  televisivas y radiales. Pero quiero destacar a la persona generosa y atenta que fue con muchos que nos acercábamos a él, pidiendo datos, comentarios, consejos. Fue magnánimo. Personalmente digo adiós al amigo José Ignacio, aquel que me distinguió con su amistad, con sus palabras de aliento y elogios hacia mis libros desde el primer momento, siendo yo una ignota escritora. Me trataba de igual a igual; me decía "colega escritora", yo reía. Pero hoy lloré cuando supe de su muerte, lloré por el afecto que le tenía, por la pérdida irreparable de una persona de mucho valor que dio mucho a nuestro país como periodista, como investigador, como escritor, como relevante intelectual. Lloré por José Ignacio García Hamilton porque sentí que con él se iba una parte de mi juventud tucumana, de nuestra historia provinciana, de esos tiempos de aquel Tucumán que nos hizo soñar y trabajar para un futuro mejor.

Lucía Mercado
[email protected]


Las cartas para esta sección deben tener un máximo de 200 palabras, en caso contrario serán sintetizadas. Deberán ser entregadas en Mendoza 654 o en cualquiera de nuestras corresponsalías haciendo constar nombre y domicilio del remitente. El portador deberá concurrir con su documento de identidad. También podrán ser enviadas por e-mail a: [email protected],  consignando domicilio real y N° de teléfono y de documento de identidad. LA GACETA se reserva el derecho de publicación.

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