09 Junio 2009
El padre del doctor Monteagudo
Al testar, declaró que había gastado en el hijo todo su dinero. Por Carlos Páez de la Torre (h) - Redacción LA GACETA.
BERNARDO MONTEAGUDO. Dibujo de Ramón Ricardo Rodríguez, ejecutado en base al único retrato auténtico que se conserva del prócer.
En su excelente libro "Monteagudo, el pasionario de la libertad" (1943), el doctor Estratón J. Lizondo publicó el hasta entonces inédito testamento de don Miguel Monteagudo, padre del prócer tucumano Bernardo de Monteagudo (1789-1824), a quien instituía heredero. Tiene interés reproducir los párrafos principales de ese documento, fechado en 1819. Don Miguel se declaraba oriundo de la ciudad de Cuenca, hijo legítimo de Pedro Monteagudo y María Alejandro.
Expresaba: "fui casado y velado según orden de Nuestra Santa Madre Iglesia, con doña Catalina Cáceres, de cuyo matrimonio tuvimos y procreamos por hijos legítimos a 11; los 10 de ellos que fallecieron en tierna edad, y sólo existe en el día el Doctor D. Bernardo José de Monteagudo". En segundas nupcias, afirmaba, se había casado con doña Manuela Asuaga, pero no tenía descendencia de esta.
Añadía que al casarse con Catalina no existieron bienes dotales, "a excepción de un corto principal que tuvimos entrambos, con los cuales principiamos a trabajar para el sostén de nuestro matrimonio. Y aunque logramos haber adelantado algún dinero, este se ha consumido en los diversos contrastes que ha padecido el referido Doctor, mi hijo, por la Patria". Ocurrió además "la pérdida de algunos intereses en los caminos, con motivo de las varias emigraciones que he tenido".
Declaraba como bien "una negra nombrada María, que se halla en la ciudad de Catamarca, vendida en la cantidad de 240 pesos por mano de mi apoderado el Señor Tesorero don José Manuel Terán". Aún no había recibido ese importe, por lo que disponía que los albaceas lo cobrasen. Otro de sus bienes era "la pulpería que se halla en la casa donde actualmente me hallo enfermo".
Como bienes en su poder, enumeraba "60 pesos en dinero efectivo, media docena de platos, una cabezada y un pretal, un reloj de mi uso, un par de charreteras de oro de hombros, una espada con guarnición de plata, un par de pistolas". Además, cuadros e imágenes religiosos: "la Sacra Familia en lámina de plata, la Purísima Concepción de María Santísima con su arco de plata, un lienzo de Nuestra Señora del Rosario, Santa Catalina Virgen en otro lienzo, un bulto de San Roque, otro de Santa Rita". Finalmente, "un capotón nuevo de paño".
Expresaba: "fui casado y velado según orden de Nuestra Santa Madre Iglesia, con doña Catalina Cáceres, de cuyo matrimonio tuvimos y procreamos por hijos legítimos a 11; los 10 de ellos que fallecieron en tierna edad, y sólo existe en el día el Doctor D. Bernardo José de Monteagudo". En segundas nupcias, afirmaba, se había casado con doña Manuela Asuaga, pero no tenía descendencia de esta.
Añadía que al casarse con Catalina no existieron bienes dotales, "a excepción de un corto principal que tuvimos entrambos, con los cuales principiamos a trabajar para el sostén de nuestro matrimonio. Y aunque logramos haber adelantado algún dinero, este se ha consumido en los diversos contrastes que ha padecido el referido Doctor, mi hijo, por la Patria". Ocurrió además "la pérdida de algunos intereses en los caminos, con motivo de las varias emigraciones que he tenido".
Declaraba como bien "una negra nombrada María, que se halla en la ciudad de Catamarca, vendida en la cantidad de 240 pesos por mano de mi apoderado el Señor Tesorero don José Manuel Terán". Aún no había recibido ese importe, por lo que disponía que los albaceas lo cobrasen. Otro de sus bienes era "la pulpería que se halla en la casa donde actualmente me hallo enfermo".
Como bienes en su poder, enumeraba "60 pesos en dinero efectivo, media docena de platos, una cabezada y un pretal, un reloj de mi uso, un par de charreteras de oro de hombros, una espada con guarnición de plata, un par de pistolas". Además, cuadros e imágenes religiosos: "la Sacra Familia en lámina de plata, la Purísima Concepción de María Santísima con su arco de plata, un lienzo de Nuestra Señora del Rosario, Santa Catalina Virgen en otro lienzo, un bulto de San Roque, otro de Santa Rita". Finalmente, "un capotón nuevo de paño".