30 Mayo 2009
El fútbol es el reino de las comparaciones. Basta que un jugador se pare de determinado modo en una cancha para que los memoriosos tracen paralelismos con las figuras del ayer. Por lo general, los héroes modernos pierden en las mediciones, porque, se sabe, todo tiempo pasado fue mejor. Pero las comparaciones no son tan odiosas si el planteo sirve para potenciar virtudes en vez de fomentar polémicas.
Vamos al gol que le marcó Lionel Messi a Manchester United. Un gol trascendente, porque le aseguró a Barcelona la conquista de la Liga de Campeones de Europa. Nada menos. Messi quedó suspendido en el aire, esperando que la pelota enviada por el prodigioso Xavi le cayera en la cabeza. Caprichosa, la globa tardó en aterrizar, y cuando lo hizo, obligó al rosarino a arquearse y torcer al cuello para mandarla a reposar bien lejos de Van der Sar. Golazo.
Quienes vieron mucho y buen fútbol recordaron, de inmediato, el gol de Pelé a Albertosi en la final del Mundial de 1970. Otro pito catalán a la gravedad, consumado en el estadio Azteca por obra y gracia de uno de esos saltos incomprensibles que le permitían a Pelé suspenderse en el cielo sin hilos ni escaleras.
Que se entienda. A nadie se le ocurre que Messi sea tan buen cabeceador como Pelé. Apenas osó emularlo una noche de mayo, al calor de las estrellas.
Palabra de Serrat
“Messi es el mejor del mundo. Basa su fútbol en un punto de velocidad imposible: es una sorpresa saber por dónde saldra”, destacó Joan Manuel Serrat, uno de los hinchas más famosos de Barcelona. “Nació en Rosario, pero está aquí desde los 13 años y eso se nota. Deja la vida por estos colores como un catalán”, apuntó el talentoso “Nano”, en declaraciones que publicó “Olé”. “Es fantástico y puede progresar”, enfatizó.
Vamos al gol que le marcó Lionel Messi a Manchester United. Un gol trascendente, porque le aseguró a Barcelona la conquista de la Liga de Campeones de Europa. Nada menos. Messi quedó suspendido en el aire, esperando que la pelota enviada por el prodigioso Xavi le cayera en la cabeza. Caprichosa, la globa tardó en aterrizar, y cuando lo hizo, obligó al rosarino a arquearse y torcer al cuello para mandarla a reposar bien lejos de Van der Sar. Golazo.
Quienes vieron mucho y buen fútbol recordaron, de inmediato, el gol de Pelé a Albertosi en la final del Mundial de 1970. Otro pito catalán a la gravedad, consumado en el estadio Azteca por obra y gracia de uno de esos saltos incomprensibles que le permitían a Pelé suspenderse en el cielo sin hilos ni escaleras.
Que se entienda. A nadie se le ocurre que Messi sea tan buen cabeceador como Pelé. Apenas osó emularlo una noche de mayo, al calor de las estrellas.
Palabra de Serrat
“Messi es el mejor del mundo. Basa su fútbol en un punto de velocidad imposible: es una sorpresa saber por dónde saldra”, destacó Joan Manuel Serrat, uno de los hinchas más famosos de Barcelona. “Nació en Rosario, pero está aquí desde los 13 años y eso se nota. Deja la vida por estos colores como un catalán”, apuntó el talentoso “Nano”, en declaraciones que publicó “Olé”. “Es fantástico y puede progresar”, enfatizó.
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