El nombre lumbar referido a la parte inferior de la columna vertebral deriva de la palabra latina lomo. Allí se origina la mayor parte de las molestias de la cintura, que se deben, por lo general, a una poco sana combinación de falta de actividad física, sobrepeso y escaso desarrollo de los músculos del abdomen. Esto hace que la estructura ósea se vea sobreexigida por tener un sostén -un corsé, debería decirse mejor-poco firme.
Pasada cierta edad -y teniendo en cuenta factores genéticos- cobra peso la degeneración progresiva de los discos intervertebrales, que son los que proveen la amortiguación natural entre los huesos de la columna: si ese proceso avanza, puede originar una artrosis de columna.
En las mujeres hay factores hormonales que inciden después de la menopausia. La espondilolistesis degenerativa, por ejemplo, es un deslizamiento entre las vértebras producido por el desgaste del disco intervertebral, más frecuentemente entre la cuarta y la quinta vértebra.
Daño previo
Contra lo que se pudiera imaginar, no está demostrado que los trabajadores que realizan trabajos pesados sufran mayor daño en la columna que los que no lo hacen. Lo importante es la posición en que se realizan los esfuerzos y los trabajos.
Un mal esfuerzo puede ser el desencadenante de la lumbalgia, pero sólo cuando ya existe un desgaste previo de los discos intervertebrales. Una vez que se inicia el proceso degenerativo, se desencadena una especie de efecto cascada, en el cual las vértebras se mueven más de lo que debieran.
Aunque hay medicaciones para fortalecer las articulaciones deterioradas, como el condroitin y el sulfato de glucosalina, ningún fármaco ha demostrado efectivamente que detienen el proceso de desgaste de los discos intervertebrales.
Las terapias con células madre representan una posibilidad a futuro que se está experimentando, pero todavía no están disponibles para aplicaciones clínicas.
Reflejo de defensa
En las lumbalgias existe una fuerte contractura muscular, que se produce como reflejo de defensa a la columna ante esos movimientos anormales por desgaste de los discos. El factor de riesgo principal para esa gran contractura es la falta de entrenamiento de los músculos del abdomen, y esta puede ser otra de las causas de que en las mujeres, que suelen tenerlos menos desarrollados, sean más frecuentes este tipo de dolencias que entre los varones. Cuando el dolor es más intenso y se irradia hacia los miembros inferiores, se habla de ciática: es el producto de la compresión de los nervios que salen de la columna, y la causa es generalmente una hernia de disco.
Posiciones correctas
La posición que los especialistas en columna consideran correcta para mantener en el trabajo es: erguida y con los hombros hacia atrás. Frente a la computadora, los ojos deben estar siempre a la altura de la pantalla.
Es importante sentarse bien. El asiento cómodo es aquel que permite tener las rodillas a la altura del asiento y la cola pegada al respaldo. Pero no hay asiento cómodo que valga si la persona no realiza ninguna actividad física.
No fumar y mantenerse en peso también ayuda. Y el fortalecimiento de los músculos abdominales actúa como un corsé biológico que protege la columna lumbar.
Los especialistas destacan que la fisioterapia o la kinesioterapia son claves para la recuperación cuando comienza el dolor.
También se puede apelar a la aplicación de hielo o de geles y sprays refrigerantes, que producen un efecto analgésico tópico. Hay ponérselos donde duele, y masajear durante 15 minutos, de tres a cuatro veces por día.
Los especialistas recurren a analgésicos más específicos, como los inhibidores de COX-2, e incluso existen analgésicos tópicos, pero todas estas drogas a la larga lesionan la mucosa gástrica.