Washington.- Ningún tema dominó tanto la elección presidencial en EEUU como la tambaleante coyuntura económica interna. Y casi nadie duda de que la crisis financiera fue la que, al final, convenientemente contribuyó para que Barack Obama haya llegado a la Casa Blanca. En su discurso como vencedor, el primer presidente negro de la historia estadounidense colocó a la miseria de los mercados en la misma línea que la guerra y las catástrofes climáticas. En vista de los precios domésticos que se desploman, los bancos colapsados y el adiós a vivir del crédito, los estadounidenses se preocuparon a la hora de marcar la cruz del voto por temor al futuro y se generaron grandes expectativas por la nueva persona que ocupará el Salón Oval.
A Obama no le queda mucho tiempo. “El vencedor del martes está bajo una creciente presión ya que la política económica está estampando su sello, ya antes del incio del nuevo gobierno previsto para el 20 de enero próximo”, opinó el diario “The Wall Street Journal”. Durante los próximos días, el presidente electo deberá reunir a su equipo económico. Los conocimientos y experiencia en temas económicos a los que Obama podrá recurrir apaciguó a muchos de los indecisos durante la lucha electoral: el ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, figura entre sus asesores. También los ex ministros de Finanzas Larry Summers y Robert Rubin y el legendario inversor Warren Buffett. Volver a la golpeada coyuntura económica a su sendero de crecimiento será una tarea titánica. La recesión ya se siente, mañana se conocerán las cifras de desempleo en octubre -se perdieron unos 200.000 empleos- y se espera un déficit fiscal de más de un U$S 1 millón.