Famosos a cualquier precio
El reconocimiento social es una necesidad primordial del hombre en toda cultura. Las tribus urbanas, por ejemplo, no surgen ya en un contexto social de marginación, sino que sus miembros provienen de la clase media y alta. Los fotologs y blogs como un modo de buscar trascendencia.
El emblemático refrán del "hazte fama y tirate a la cama" se devalúa ante el arrollador avance de lo mediático y el ciberespacio. Primero, la intrusa caja con un tubo de rayos catódicos conocida como televisor, y luego internet, los celulares y los mp3, entre otras herramientas de las nuevas tecnologías de la modernidad modificaron las pautas de valoración del reconocimiento social o de la fama. Y en esa vertiginosa búsqueda y obsesivo deseo de obtener prestigio social, dinero o vivir una emoción fuerte, no importa el precio que se deba pagar.
"Tradicionalmente en psicología el reconocimiento social representa la percepción de estima que el sujeto experimenta de los demás hacia uno mismo", le dijo a LA GACETA la licenciada Mónica Rodríguez Canals. La psicóloga laboral remarcó que "a la mayoría nos gusta negar la importancia que para nosotros tiene como nos ven los demás". «Sin embargo, bien sea directa o indirectamente, la apreciación que los demás tienen sobre nosotros nos afecta, tanto a nivel personal como profesional", indicó. "Como en un momento dado todos nos movemos por necesidades de reconocimiento, es fundamental tratar de conseguir a nuestro alrededor que la gente se sienta reconocida. Ello constituye una fuente de motivación y satisfacción y así el progreso de una persona es el progreso de todos nosotros", acotó.
Una necesidad primordial
Según el doctor en Filosofía Samuel "Lito" Schkolnik, el reconocimiento social es una necesidad primordial del hombre en toda cultura. "Es la característica que lo particulariza de la grupalidad o la comunidad. Cuando esa necesidad de ser algo o alguien es reconocida por los demás integrantes del grupo (familiar, laboral, profesional, etc) trasciende", le señaló a LA GACETA
"Pero como esa búsqueda de fama o de deseo de reconocimiento -agregó el académico- puso ahora en evidencia la expresión de prácticas sociales y culturales, que de un modo u otro nos muestran una década vertiginosa y en constante proceso de mutación cultural y de recambio de sus imaginarios simbólicos, atravesamos por una crisis de sentido a la cual nos arrojó la modernidad. Este fenómeno social desnuda la disidencia de microculturas o la resistencia de microgrupos desencantados con la sociedad ante la globalización del proceso de racionalización, masificación e inercia que caracteriza la vida de las urbes, en función del éxito personal y el consumismo. Son la aparición de las denominadas tribus urbanas", dijo.
Clase media y alta
El doctor Schkolnik que, a partir del enfoque neotribal del francés Michel Mafesolli, que rescata la tradición organicista del pensamiento clásico durkheimniano (Emile Durkheim), destacó que "las nuevas tribus urbanas, ya no surgen de un contexto social de marginación, sino que se trata de miembros de clase media y alta con acceso a la educación universitaria y con fuentes de ingresos que les permiten sostener un estilo de vida y de consumo tales como la permanente adquisición de nuevas tecnologías". "Es decir que buscan su identidad en ciertos grupos de pertenencia, no sólo desde la vestimenta o de la música sino también desde el ciberespacio. Y por ello, internet es uno de los recursos más utilizados por ?floggers? y ?emos?. Asimismo son más adolescentes quienes intentan establecer relaciones con sus pares a través de la red de redes", dijo.
Una herramienta o medio
La licenciada Karina Crespo, especialista en comunicación y nuevas tecnologías, dijo que "es importante destacar, en principio, que los recursos tecnológicos son neutros y somos las personas quienes les imprimimos significado". "Es decir que, siempre, detrás de una máquina habrá alguien que acciona y comunica. De cada uno depende el grado de profundidad en el pensamiento, a la hora de interactuar con los otros. Tomando esto como punto de partida, damos por sentado que la tecnología no es la responsable de las prácticas sociales, sino sólo una herramienta o medio", acotó.
"En manos de los adultos -agregó la magister- estará, en todo caso, investigar sus mejores usos y difundirlos a la sociedad, y fundamentalmente, acompañar a los más jóvenes (aprendiendo con ellos) para descubrir la posibilidad de ser creadores de conocimiento, en lugar de ser solo consumidores, como sucedía en décadas anteriores". Al respecto, Crespo subrayó que "estos cambios marcan un quiebre en las prácticas comunicativas y en la resignificación de contenidos, puesto que abre un abanico de voces que antes no tenían espacio para ser escuchados. Por lo tanto, la web, puede ser una alternativa de construcción de prácticas sociales y de diálogos a los que no estábamos acostumbrados y en principio, estamos aprendiendo a crear, con todo lo que un aprendizaje social implica. Es sumamente importante que los adultos vayamos perdiendo miedos y en lugar de demonizar los modos de comunicación alternativos, vayamos aprendiendo de qué se tratan, para qué sirven y de qué manera es factible el uso positivo de esos recursos".
Una visión alegórica
La instructora de yoga, Marianela López Moreno, apeló a una visión más optimista, armónica y alegórica. "El fuego, que se asocia al sol, según el Feng-Shui (el milenario arte que los chinos aplican en decoración, en arquitectura y en jardinería al intentar utilizar los elementos a su alcance para hacer que las energías del planeta les sean más favorables), representa a la fama y al reconocimiento social. Y como es luz, calor y colores: amarillo brillante, naranjas, rojos, rosas?puede representarse como objeto con una lámpara encendida. Para elegir el objeto que represente al resto de las aspiraciones, en términos de esa filosofía oriental -que simboliza al feng (viento) ascendiendo a la montaña y al shui (agua) subiendo hacia su cumbre- debe pensarse en primer lugar, cómo uno quiere que lo vean. Y luego, como dijo Sócrates, ?alcanzarás buena reputación esforzándote en ser lo quieres parecer?", enfatizó a este medio la admiradora de la cultura oriental.
"El contexto -remarcó - predispone a los individuos a liberar o bloquear la dimensión emocional que puede marcar la diferencia en todos los ámbitos donde se desenvuelva. Pero ese contexto hoy está desvirtuado por lo superficial y un vacío afectivo e intelectual de alto costo personal".