Miranda prepara su sucesión

Miranda prepara su sucesión

La sociedad del gobernador y del senador aspira a prolongarse, pero la unidad del PJ muestra grietas.

19 Enero 2003
Por Carlos Abrehu

El Fondo Monetario Internacional (FMI) le ha puesto un término preciso a la transición duhaldista. Las piezas empezaron a acomodarse ante la certeza de la elección presidencial del 27 de abril. Se acabó el tiempo de las alquimias y de los ensayos de gabinete.
El respiro que Eduardo Duhalde consiguió del FMI hasta el 31 de agosto cubre apenas el desarrollo de los comicios y el primer trimestre de la nueva administración. La lucha por la permanencia en el poder agudizó las divisiones en el partido que sustituyó a la Alianza en la Casa Rosada, en diciembre de 2001. En el peronismo se da por hecho que el controvertido sistema de "neolemas" pondrá en carrera a tres candidatos presidenciales: Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá y Néstor Kirchner.
La puesta en práctica de esa salida institucional para la crisis del PJ desagrada al menemismo, que deberá competir con Rodríguez Saá y Kirchner sin el uso monopólico de la identidad peronista. Coexistirían, entonces, tres partidos reivindicando ese origen histórico y político. Menem, además, se expondrá al fuego cruzado de los candidatos no peronistas, como Ricardo López Murphy y Elisa Carrió.
El dato cierto del 27 de abril precipita las decisiones políticas en las esferas de los distritos. Julio Miranda, en efecto, deberá definir hasta el 27 de febrero si en Tucumán unifica o no las elecciones de legisladores nacionales y autoridades provinciales con las presidenciales.
La oferta múltiple de candidatos presidenciales por el P J incidiría en el supuesto de la unificación de las dos elecciones, porque dispersaría el voto peronista en cauces diferentes.
Hasta ahora, Tucumán mantuvo la separación de los dos turnos electorales porque al oficialismo no le seducía la unificación, tras una temprana adhesión a esta última posibilidad.
Atendiendo a sus intereses, en la semana pasada el oficialismo profundizó la ofensiva iniciada con el reemplazo de Osvaldo Jaldo en el Ministerio de Economía.

Programando el futuro
El congreso peronista del martes le despejó el terreno a José Alperovich para que pueda disputar la candidatura a gobernador, sin los dos años de antigüedad que se le exigían. Al mismo tiempo, ratificó el llamado a elecciones internas de candidatos a legisladores nacionales y a autoridades partidarias para el 16 de febrero.
La legalización de esas dos prioridades estratégicas fue una demostración de fuerza del mirandismo. Para asegurarse el resultado final de la votación, el presidente del congreso partidario -el ministro José Alberto Cúneo Vergés- y los ex diputados Santos Vega y Juan Carlos Ramírez se encargaron de persuadir a los congresales remisos para que obedecieran las líneas directrices de la Casa de Gobierno.
Según el ex juez federal Ricardo Maturana, adicto a Olijela Rivas, en un bar del parque 9 de Julio -sería el Americano- se compraron votos de congresales de su sector. Nadie se ruborizó por eso, ni tampoco hubo desmentidas. Prevalecieron el pragmatismo y el dominio del aparato estatal.
Alperovich sintió que tocaba el cielo con las manos tras la votación del martes. El gobernador había sincerado ese día lo que sentía su corazón. Alperovich estaba eufórico, pero en su derredor se advirtió que la premura demostrada por el mirandismo para elegir la nueva conducción partidaria se explicaba por la necesidad de llenar los cargos con leales.
Los electos para el partido tendrán mandato por cuatro años, a partir de setiembre de 2003. Coincidirían prácticamente con el hipotético período de gobierno de Alperovich.
El control del consejo y del congreso con tropa tropa propia le darían a Miranda las herramientas eficientes para fiscalizar la labor de Alperovich si este finalmente lo sucede en la gobernación.
La presencia del propio Miranda en el consejo refuerza la teoría del cerrojo preventivo. El recuerdo de Ramón Ortega rodeado por un PJ hostil se reavivó en esas horas de euforia tempranera.
Además, la elección del 16 de febrero le permitirá al gobernador digitar las candidaturas a diputados y a senadores con la menor interferencia posible de influyentes extraños al distrito Tucumán. Si algo está fuera de discusión en el mundo oficialista es la postulación de Miranda para la primera senaduría. Pero también gana espacio la idea de incluir al vicegobernador Sisto Terán en la lista de aspirantes a diputaciones nacionales. Esto no excluiría a Alberto Herrera del diseño oficialista.
El legislador Germán Alfaro avanzó en la operación de vincular a Alperovich al peronismo de la capital. Con el acto del viernes pasado en Fotia, Alfaro subió su apuesta por el senador.

Otros forcejeos
La puja por la vicegobernación en la órbita mirandista se agudiza. Fernando Juri elevó su cotización en el mercado de las pretensiones. Pero no está solo, porque el ex ministro de Gobierno Antonio Guerrero también quiere terciar en el forcejeo.
Olijela Rivas se mantiene aún intransigente en su rechazo a Alperovich. Algunos, en realidad, creen que la diputada está más enojada con Miranda que con el senador de origen radical. De hecho, Rivas tanteó personalmente y con emisarios a Julio Díaz Lozano, a Osvaldo Cirnigliaro y a Alejandro Sangenis -tres peronistas disidentes- para ensanchar la base de sustentación de una lista opositora al mirandismo. En ninguno de los casos encontró eco. Por lo tanto, el PJ no termina de cerrar filas en torno de una propuesta común. El mirandismo, la franja adicta a Rivas y el espacio contestatario de Díaz Lozano, Sangenis, Cirnigliaro y José Ricardo Falú constituyen las tres partes en que se partió el PJ.
La idea de gestar una tercera fuerza política sobrevuela las conversaciones de algunos de esos disidentes peronistas con radicales, socialistas, democristianos y Pueblo Unido (Gumersindo Parajón). Sin embargo, no se barajó ninguna candidatura a la gobernación.
Los radicales están envueltos en un mar de versiones. Algunos de ellos apoyan a Alperovich sin romper con el partido, pese a que este excluyó la convergencia con políticos avalados por el mirandismo. El partido llamará a elecciones para elegir a los candidatos a gobernador y a legisladores nacionales para fines de marzo o principios de abril. La UCR está en un laberinto.

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