09 Octubre 2008
Un hombre se encadenó en el centro porque "está harto de pagar coimas"
Un repartidor de productos lácteos protestó en 24 de Setiembre y Congreso. Denunció que inspectores de Tránsito le pidieron $ 300 para no secuestrarle su vehículo y que usualmente paga $ 20. LA GACETA invita a los lectores a enviar su reflexión.
APENADO. Cutuli estuvo acompañado por uno de sus hijos. LA GACETA/JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
Un repartidor de productos lácteos se encadenó esta mañana a pocos metros de la esquina de 24 de Setiembre y Congreso, en reclamo por los constantes sobornos que -dice- tiene que pagarle a los inspectores de la Dirección de Tránsito de la Municipalidad para que le permitan realizar las descargas.
Gustavo Cutuli (estudiante de Ciencias Económicas, 31 años, casado, dos hijos) denunció que esta mañana los agentes le pidieron una coima de $ 300. "No puedo trabajar temprano porque los negocios en los que reparto mercadería abren después de las 9; no me queda otra opción", argumentó el hombre.
Cutuli relató que usualmente paga $ 20 para que no le secuestren su vehículo y le permitan continuar el recorrido. Sin embargo, esta vez los agentes le solicitaron un monto mucho mayor, por lo que optó por atarse en la vía pública. La protesta atrajo la atracción de numerosos transeúntes y de la prensa, que se congregaron en el lugar.
También se observó en los alrededores a algunos inspectores que dialogaban entre sí. Cerca del mediodía, Miguel Angel Díaz, jefe del Tránsito, se acercó al tumulto y desmintió las acusaciones. Tras dialogar con el manifestante, logró que depusiera su actitud con la promesa de que la camioneta no sería trasladada al corralón municipal, pero sí se le cobraría una multa por operar en horario prohibido.
LA GACETA convoca a los lectores a dejar su comentario en esta nota o a enviar un e-mail más extenso a [email protected] sobre la temática. LA GACETA ©
Gustavo Cutuli (estudiante de Ciencias Económicas, 31 años, casado, dos hijos) denunció que esta mañana los agentes le pidieron una coima de $ 300. "No puedo trabajar temprano porque los negocios en los que reparto mercadería abren después de las 9; no me queda otra opción", argumentó el hombre.
Cutuli relató que usualmente paga $ 20 para que no le secuestren su vehículo y le permitan continuar el recorrido. Sin embargo, esta vez los agentes le solicitaron un monto mucho mayor, por lo que optó por atarse en la vía pública. La protesta atrajo la atracción de numerosos transeúntes y de la prensa, que se congregaron en el lugar.
También se observó en los alrededores a algunos inspectores que dialogaban entre sí. Cerca del mediodía, Miguel Angel Díaz, jefe del Tránsito, se acercó al tumulto y desmintió las acusaciones. Tras dialogar con el manifestante, logró que depusiera su actitud con la promesa de que la camioneta no sería trasladada al corralón municipal, pero sí se le cobraría una multa por operar en horario prohibido.
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