01 Octubre 2008
EN OTRAS PROVINCIAS. Cada vez más discotecas sortean cirugías estéticas. ARCHIVO LA GACETA
CORDOBA/LA RIOJA/SAN JUAN/TUCUMAN.- Al parecer, en las discotecas argentinas se está haciendo extensiva la iniciativa de sortear cirugías de implantes de siliconas para los senos entre el público presente. Con el número de la tarjeta de entrada, cuyo valor oscila entre $ 10 y $ 30, las chicas adquieren el derecho a participar de la rifa de un mastoplastia.
La idea surgió en las discos Amnesia y Aqua, de San Juan y de La Rioja, respectivamente, que bautizaron a su invento publicitario como "Quiero mis lolas". Luego se realizó otra concurso en el local Montecristo, de Córdoba, que lo denominó "Bailando por mis gomas". Más tarde, la idea fue copiada por el boliche Sunset, de Buenos Aires, que la llamó "Sin gomas no hay paraíso".
Aquilino Martínez, encargado de relaciones públicas de uno de los locales bailables, dijo que la idea surgió debido a la locura por las cirugías estéticas. "Mientras más público femenino captemos, más hombres concurrirán", reflexionó. Su colega Fernando Maldonado, de otra disco porteña, opinó: "queremos incentivar a las mujeres desde lo estético".
Sin embargo, la inventiva no cayó bien entre los miembros del Consejo Médico de la capital riojana, que resolvieron citar al cirujano plástico que había sido contratado para advertirle sobre "la gravedad" de mezclar la salud con lo festivo. Con todo, los boliches advierten que continuarán planeando fiestas de este tipo.
Repercusiones en Tucumán
Consultada al respecto, la doctora en medicina estética María Eugenia Neme Sheij fue categórica. "Esta mal porque la persona que resulte beneficiada tal vez no haya tenido la necesidad de someterse a una cirugía, y lo hará simplemente porque lo ganó. Se está manoseando un tema muy delicado".
La experta consideró preocupante además que no se tengan en cuenta los cuidados post operatorios que requieren las intervenciones de este tipo. "Cuando un paciente llega a una consulta, lo hace porque hay algo de su cuerpo que le molesta y está dispuesto a cambiarlo. Pero a los boliches concurren adolescentes de entre 15 y 20 años, que en muchos casos no se encuentran preparadas para afrontar modificaciones físicas que repercutirán en su personalidad", añadió.
"No todo el mundo puede tolerar un implante de mamas. Por ello, no es correcto sortearlo entre la multitud de concurrentes a un boliche. Los cambios estéticos tienen que armonizar con la edad, con la mente y con el resto del cuerpo", concluyó. LA GACETA ©
La idea surgió en las discos Amnesia y Aqua, de San Juan y de La Rioja, respectivamente, que bautizaron a su invento publicitario como "Quiero mis lolas". Luego se realizó otra concurso en el local Montecristo, de Córdoba, que lo denominó "Bailando por mis gomas". Más tarde, la idea fue copiada por el boliche Sunset, de Buenos Aires, que la llamó "Sin gomas no hay paraíso".
Aquilino Martínez, encargado de relaciones públicas de uno de los locales bailables, dijo que la idea surgió debido a la locura por las cirugías estéticas. "Mientras más público femenino captemos, más hombres concurrirán", reflexionó. Su colega Fernando Maldonado, de otra disco porteña, opinó: "queremos incentivar a las mujeres desde lo estético".
Sin embargo, la inventiva no cayó bien entre los miembros del Consejo Médico de la capital riojana, que resolvieron citar al cirujano plástico que había sido contratado para advertirle sobre "la gravedad" de mezclar la salud con lo festivo. Con todo, los boliches advierten que continuarán planeando fiestas de este tipo.
Repercusiones en Tucumán
Consultada al respecto, la doctora en medicina estética María Eugenia Neme Sheij fue categórica. "Esta mal porque la persona que resulte beneficiada tal vez no haya tenido la necesidad de someterse a una cirugía, y lo hará simplemente porque lo ganó. Se está manoseando un tema muy delicado".
La experta consideró preocupante además que no se tengan en cuenta los cuidados post operatorios que requieren las intervenciones de este tipo. "Cuando un paciente llega a una consulta, lo hace porque hay algo de su cuerpo que le molesta y está dispuesto a cambiarlo. Pero a los boliches concurren adolescentes de entre 15 y 20 años, que en muchos casos no se encuentran preparadas para afrontar modificaciones físicas que repercutirán en su personalidad", añadió.
"No todo el mundo puede tolerar un implante de mamas. Por ello, no es correcto sortearlo entre la multitud de concurrentes a un boliche. Los cambios estéticos tienen que armonizar con la edad, con la mente y con el resto del cuerpo", concluyó. LA GACETA ©
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