Mucho roce, poco fútbol y nada de acción
La tercera presentación de Atlético en casa no tuvo el final esperado por sus aficionados, que esta vez no pudieron celebrar. Por Leo Noli - Redacción LA GACETA. Video.
Desde las cuatro esquinas exigieron sangre y sudor. El clima así lo requería. Los hinchas llegaron al teatro de 25 y Chile a disfrutar del equipo de sus amores. Es verdad que el Monumental no estuvo colmado, incluso hubo varias grietas pintadas de celeste y blanco, pero esa es otra historia.
La cacería de puntos no fue la esperada. El "decano" sumó apenas uno contra el atrevido All Boys que, con astucia, hizo enfurecer a los aficionados locales por el simple hecho de alinear entre sus filas a un viejo soldado de la vereda de enfrente como Luciano Krikorian. Pero el equipo que conduce José Romero se mantuvo al margen de ese duelo especial y consiguió su cometido: se llevó un punto a Floresta. Tarea cumplida.
Desde su posición en la defensa, "Kriko" fue el centro de las dedicatorias de la voz popular. Desde su abuelita hasta sus familiares lejanos, todos se llevaron algún recuerdo del torbellino de insultos que bajó de las tribunas. Sobre todo cuando durante el primer acto de la obra futbolística, el zaguero discutió con Leopoldo Gutiérrez como los guapos de antes. El lungo anfitrión no dio el brazo a torcer e impuso presencia, hasta que Patricio Loustou, el hijo de Juan Carlos, llegó para imponer orden. Sobre el final, "el pelado" casi se desquita, pero su remate, en un tiro libre, se fue desviado. Alivio para los hinchas y más insultos para el futbolista.
Entre tanto antifútbol, la gente pedía a gritos calentar sus gargantas con ese licor llamado gol. Pero no hubo caso. Primero, Josemir Lujambio, cuando el reloj sumaba apenas 35 segundos de actividad; después Leopoldo, Leopoldo, el as de los travesaños, que sufre y mucho, porque tiene cruzado el arco rival; y de nuevo Josemir, ya sobre el final, tras un frentazo con dirección de gol, que terminó deshilachando el parante de Cambiasso.
Y así se fue muriendo el partido. Sin pena ni gloria para los locales, que esperaban sumar tres estrellas y completar el capicúa ganador en casa, de tres jugados y tres ganados. Mal humor, caras largas y respuestas inconclusas fue el saldo de los espectadores.
Sin demasiado ánimo, el canto popular bajó el volumen, guardó los bombos y platillos para otra ocasión y abandonó el teatro "decano" con la cabeza puesta en el próximo desafío del club de sus amores. Será en Córdoba, contra Belgrano, un rival de mucho peso, aspirante a llegar a la "A".
"Somos Atlético y podemos ganar en cualquier lado", guapeó un plateísta a paso veloz, dejando en claro que un tropezón no es caída y que la fiesta puede esperar, porque Atlético tiene aguante.