Una caravana de más de 2.000 jóvenes interrumpió ayer la siesta de los vecinos de La Rinconada. Con canciones y gritos de aliento demostraron su devoción hacia Cristo bajo de un sol brillante. Esto ocurrió durante la tradicional Peregrinación de la Juventud.
A las 10.30 -dos horas después de lo previsto-, los peregrinos partieron desde la Facultad de Filosofía y Letras, en el Parque 9 de Julio. Marcharon bajo el lema "Mi vida es Cristo". En el camino realizaron tres paradas: en la Maternidad, en el Parque Guilermina y en la plaza de Marcos Paz, donde realizaron actividades recreativas y juegos en grupo.
Habitualmente, la peregrinación culmina en La Reducción, pero este año fue la excepción: el vicario General, Carlos Sánchez, presidió la misa de clausura en San Pablo, ya que 2008 fue declarado por el papa Benedicto XVI "Año Paulino".
Sebastián Gil caminaba rápido y con la cabeza en alto. "Este es el cuarto año que participo en la peregrinación y con el paso del tiempo descubrí que la Iglesia es una institución abierta en la que los jóvenes podemos participar libremente. Eso es lo que hay que valorar y difundir entre los jóvenes, para que cada año seamos más en la peregrinación", dijo.
El año pasado, Daniela González, Nicolás Nieva, María José Ortiz y Feliciano Milía participaron por primera vez de la peregrinación y juraron que no faltarían más. "Aprendimos a compartir y a dar amor a los amigos que conocemos aquí", contaron los jóvenes que tienen entre 12 y 15 años.
En la homilía, el vicario General instó a los jóvenes a encontrarse con Cristo y a contagiar esa energía a sus pares. "Es importante que nos dejemos encontrar por el Señor para poder anunciarlo. Los jóvenes de Tucumán tienen mucha fuerza pero hace falta canalizar esa energía a través de las cosas que los hacen plenamente felices. Cristo es nuestra vida, es el que hace plenamente feliz al hombre. Por eso es importante que los jóvenes que conocen a Cristo relfejen el amor de Jesús y den testimonio de esto a los otros jóvenes. Por eso, el mensaje en esta Eucaristía es sean misioneros de Jesús", dijo el prelado.
Yanina Valdez tiene 20 años y en la Peregrinación encontró la contención y los amigos que estaba buscando desde hace varios meses. "No estoy pasando por un buen momento y esto me ayudó a sentirme bien conmigo misma", contó.
Cuando comenzó a caminar no estaba convencida de participar; pero a medida que fue avanzando el día se dio cuenta de que ese era el lugar donde debía estar: junto a 2.000 jóvenes unidos por las ganas de caminar, de cantar y las de rezar por sus nuevos amigos.
Juegos y confesiones
Los jóvenes que participaron ayer en la Peregrinación pertenecían, en su mayoría, a 30 parroquias, 10 movimientos y a colegios de toda la provincia.
La música estuvo presente durante toda la peregrinación. Los caminantes no sólo entonaron canciones religiosas. También apoyaron a sus grupos con cánticos de aliento. Los del equipo Rojo, por ejemplo, cantaban: "Lo dice el Papa, lo dicen los obispos, el rojo es el mejor equipo".
Una ambulancia, que circulaba entre los peregrinos, acompañó a los 2.000 jóvenes durante las ocho horas que duró el recorrido.
Desde camiones, cinco coordinadores por cada equipo repartían botellas con agua mineral y animaban la caminata con reflexiones sobre religión y canciones, acompañados por los acordes de una guitarra .
El vicario general, monseñor Carlos Sánchez, destinó varios minutos de la caminata a confesar a decenas de jóvenes que se acercaban a él mientras avanzaba la peregrinación.
"Te quiero" y otras frases de este estilo se leían en los mensajes pintados en la cara y en el cuello de muchos de los peregrinos. Fueron el resultado de uno de los tantos juegos que realizaron en las paradas de la caminata.