08 Agosto 2008
BANGKOK, Tailandia. - Apenas horas antes de volar a Beijing para asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, empleó un lenguaje más severo que nunca para presionar a China a que mejore su desempeño en materia de derechos humanos. Un día antes, en Seúl (Corea del Sur) había dicho que no tenía intenciones de usar las olimpíadas como plataforma para reprender a China por los derechos humanos, pero sí de discutir estos asuntos en privado con su par chino, Hu Jintao.
Por derecho natural
“Estados Unidos se opone con la mayor firmeza a la detención en China de disidentes, abogados de derechos humanos y activistas religiosos. El pueblo de China merece la libertad, que es derecho natural de todos los seres humanos”, dijo sin embargo ayer, lo que posiblemente causará molestia al régimen comunista. “Hablamos a favor de una prensa libre, de derechos laborales, pero no para contrariar a los líderes de China, sino porque dotar a su pueblo de mayor libertad es el único modo de que China desarrolle todo su potencial”, agregó.
Beijing ha sido acusado de reprimir a disidentes antes de los Juegos en lugar de garantizar mayores libertades, como prometió. Bush enfrentó críticas no sólo por asistir a los Juegos sino también por no haber condenado más enérgicamente dicho incidente. Antes había cuestionado a China por las restricciones a la libertad religiosa.
Injerencia
También provocó malestar en Beijing la reunión de Bush en la Casa Blanca con disidentes chinos, antes de emprender esta semana una gira por el este de Asia. China defendió su desempeño en materia de derechos humanos. “La gente disfruta de una serie de libertades, incluyendo la religiosa”, dijo un vocero, pero advirtió: ”nos oponemos decididamente a cualquier injerencia en los asuntos internos de otro país en el nombre de los derechos humanos o de la religión”.
El fin de semana, Bush se reunirá con las principales autoridades de China, la última estación de la gira por la región que emprendió junto con su esposa, Laura, y Bárbara, una de sus hijas mellizas. (DPA)
Por derecho natural
“Estados Unidos se opone con la mayor firmeza a la detención en China de disidentes, abogados de derechos humanos y activistas religiosos. El pueblo de China merece la libertad, que es derecho natural de todos los seres humanos”, dijo sin embargo ayer, lo que posiblemente causará molestia al régimen comunista. “Hablamos a favor de una prensa libre, de derechos laborales, pero no para contrariar a los líderes de China, sino porque dotar a su pueblo de mayor libertad es el único modo de que China desarrolle todo su potencial”, agregó.
Beijing ha sido acusado de reprimir a disidentes antes de los Juegos en lugar de garantizar mayores libertades, como prometió. Bush enfrentó críticas no sólo por asistir a los Juegos sino también por no haber condenado más enérgicamente dicho incidente. Antes había cuestionado a China por las restricciones a la libertad religiosa.
Injerencia
También provocó malestar en Beijing la reunión de Bush en la Casa Blanca con disidentes chinos, antes de emprender esta semana una gira por el este de Asia. China defendió su desempeño en materia de derechos humanos. “La gente disfruta de una serie de libertades, incluyendo la religiosa”, dijo un vocero, pero advirtió: ”nos oponemos decididamente a cualquier injerencia en los asuntos internos de otro país en el nombre de los derechos humanos o de la religión”.
El fin de semana, Bush se reunirá con las principales autoridades de China, la última estación de la gira por la región que emprendió junto con su esposa, Laura, y Bárbara, una de sus hijas mellizas. (DPA)
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