21 Julio 2008
Restan poco más de dos semanas para el inicio de la mayor celebración del deporte mundial: los Juegos Olímpicos. La polémica por la elección de la ciudad china de Beijing -acicateada por cuestiones ambientales, políticas y de seguridad- fue cediendo lugar, poco a poco, a los análisis habituales previos a estas competencias. Y en ese contexto, la participación de la delegación argentina, compuesta por más de un centenar de atletas, despierta una gran expectativa en el público, pero sólo un medido entusiasmo en las autoridades de la Secretaría de Deportes de la Nación. En ese sentido, el propio secretario del área señaló que hoy se está en mejores condiciones que en la fase previa a los Juegos de 2004,llevados a cabo en Atenas, pero evitó atar una posible buena cosecha de medallas a la gestión que lleva adelante.
Un detalle económico apuntala el interés previo por la participación nacional en los Juegos: según informaciones oficiales, la Secretaría de Deportes pasó de un presupuesto de 26 millones de pesos en 2003 a otro de 107 este año. Y que en lo estrictamente relacionado con la alta competencia, la cifra creció de 11,9 millones a 39,5. Esto permitió que el sistema de becas se ampliara: ahora las reciben deportistas experimentados y otros denominados “proyección”. Incluso, siempre según datos del organismo, se otorgaron becas de 4.000 pesos a todos los clasificados a Beijing, salvo a los profesionales. Estos números ayudan a creer que se está frente a una oportunidad interesante.
Sin embargo, el dinero ayuda, pero no asegura una buena participación, y al mismo tiempo sigue siendo una asignatura pendiente una política firme y sostenida en el largo plazo para el área en el contexto nacional. Por caso, en su mayoría las provincias subsisten con aportes que alcanzan para hacer deporte social y muy poco más. Eso lo saben no sólo los funcionarios sino también los propios deportistas, que lucharon en los últimos meses para conseguir las marcas exigidas para clasificarse y para ganar los torneos preolímpicos de cada disciplina. Muchos se quedaron en el camino, sobre todo aquellos que no cuentan con ayuda oficial. En ese sentido, son varias las disciplinas que no estarán representadas: por ejemplo, por primera vez en más de 15 años no habrá participantes argentinos en gimnasia. Y tampoco los habrá en voley, beisbol, softbol, waterpolo, saltos ornamentales ni bádminton.
Las mayores esperanzas están puestas en el fútbol, que defenderá el oro obtenido en Atenas. El basquetbol enfrenta la misma misión, pero deberá sortear una gran resistencia, sobre todo de parte de EE.UU., que esta vez presentará un equipo de verdaderas estrellas. Las Leonas buscarán el Oro en hockey y varias disciplinas apuntan a una actuación consagratoria; tales los casos del remo, el yachting, el yudo, el tenis y el ciclismo. En la delegación argentina también habrá tucumanos para alentar: Darío Gasco, en mountain bike; Emmanuel Lucenti y Eduardo Costa, en yudo, y el marchista Juan Manuel Cano, termense de nacimiento, pero formado deportivamente en la provincia.
La enumeración de nombres no es fortuita: las opciones para conseguir resultados están; ahora todo depende del esfuerzo personal, de las circunstancias en que se produzca cada competencia y de las estrategias que se tracen. Atrás quedaron los sacrificios personales y los esfuerzos de las federaciones y/o asociaciones para llevar a los Juegos Olímpicos sus mejores representantes. Desde el 8 de agosto, será en los campos de juego donde se evaluará el rendimiento deportivo, y también si la planificación y las estrategias de apoyo dirigencial fueron correctos.
Un detalle económico apuntala el interés previo por la participación nacional en los Juegos: según informaciones oficiales, la Secretaría de Deportes pasó de un presupuesto de 26 millones de pesos en 2003 a otro de 107 este año. Y que en lo estrictamente relacionado con la alta competencia, la cifra creció de 11,9 millones a 39,5. Esto permitió que el sistema de becas se ampliara: ahora las reciben deportistas experimentados y otros denominados “proyección”. Incluso, siempre según datos del organismo, se otorgaron becas de 4.000 pesos a todos los clasificados a Beijing, salvo a los profesionales. Estos números ayudan a creer que se está frente a una oportunidad interesante.
Sin embargo, el dinero ayuda, pero no asegura una buena participación, y al mismo tiempo sigue siendo una asignatura pendiente una política firme y sostenida en el largo plazo para el área en el contexto nacional. Por caso, en su mayoría las provincias subsisten con aportes que alcanzan para hacer deporte social y muy poco más. Eso lo saben no sólo los funcionarios sino también los propios deportistas, que lucharon en los últimos meses para conseguir las marcas exigidas para clasificarse y para ganar los torneos preolímpicos de cada disciplina. Muchos se quedaron en el camino, sobre todo aquellos que no cuentan con ayuda oficial. En ese sentido, son varias las disciplinas que no estarán representadas: por ejemplo, por primera vez en más de 15 años no habrá participantes argentinos en gimnasia. Y tampoco los habrá en voley, beisbol, softbol, waterpolo, saltos ornamentales ni bádminton.
Las mayores esperanzas están puestas en el fútbol, que defenderá el oro obtenido en Atenas. El basquetbol enfrenta la misma misión, pero deberá sortear una gran resistencia, sobre todo de parte de EE.UU., que esta vez presentará un equipo de verdaderas estrellas. Las Leonas buscarán el Oro en hockey y varias disciplinas apuntan a una actuación consagratoria; tales los casos del remo, el yachting, el yudo, el tenis y el ciclismo. En la delegación argentina también habrá tucumanos para alentar: Darío Gasco, en mountain bike; Emmanuel Lucenti y Eduardo Costa, en yudo, y el marchista Juan Manuel Cano, termense de nacimiento, pero formado deportivamente en la provincia.
La enumeración de nombres no es fortuita: las opciones para conseguir resultados están; ahora todo depende del esfuerzo personal, de las circunstancias en que se produzca cada competencia y de las estrategias que se tracen. Atrás quedaron los sacrificios personales y los esfuerzos de las federaciones y/o asociaciones para llevar a los Juegos Olímpicos sus mejores representantes. Desde el 8 de agosto, será en los campos de juego donde se evaluará el rendimiento deportivo, y también si la planificación y las estrategias de apoyo dirigencial fueron correctos.