20 Julio 2008
BUENOS AIRES.- El Gobierno nacional busca analiza cómo hará para morigerar el golpe en los ingresos del fisco que significó el revés en el Congreso, que significó el fin de las retenciones móviles.
El retorno a retenciones del 35% para la soja y la baja para los otros cereales significará una pérdida de ingresos de $ 5000 millones para el Estado, que iba a destinar a viviendas populares, caminos rurales y hospitales. No es una cifra menor si se tiene en cuenta que la meta de superávit fiscal primario (antes de pago de la deuda) es de aproximadamente $ 31.500 millones.
Fuentes oficiales se atajaron diciendo que la finalidad de la suba de retenciones a la soja y la instauración de la movilidad del impuesto para esa oleaginosa, el girasol, el maíz y el trigo -el 11 de marzo- no era mejorar el superávit, sino combatir la “sojización” y desvincular los precios locales de los alimentos de las elevadas cotizaciones internacionales. El ex presidente Néstor Kirchner, no obstante, había reconocido que se necesitaba el aumento de retenciones para pagar las obligaciones de la deuda, pero en el Gobierno dicen que el ahorro fiscal aún es alto y habría alcanzado los $ 2.000 millones el mes pasado, pese a dos paros agrícolas.
Confían en que los ingresos por retenciones crezcan a partir de mañana, cuando las retenciones vuelvan al nivel del 10 de marzo. También advierten que sobre todo exportarán los grandes productores, temerosos de que el Gobierno proponga una alternativa superadora a la del 11 de marzo. Esa opción, que no se adoptaría de inmediato, contemplaría mejoras para los pequeños y medianos agricultores.
En el Ministerio de Economía, que conduce Carlos Fernández, descartan buscar recursos faltantes gravando la renta financiera. Después de cuatro meses de conflicto económico, no es el momento, dicen.
En cambio, Economía ha elevado un borrador del proyecto de presupuesto 2009 que contempla que algunos ministerios congelen sus gastos y otros directamente los reduzcan. Los compañeros de Fernández en el gabinete nacional reaccionaron enfurecidos.
Pero en el corto plazo el Gobierno no planea ahorrar, sino todo lo contrario para recuperar la popularidad perdida y aprovechar este momento de distensión. Una posibilidad es que la semana próxima se anuncien en conjunto los aumentos del salario mínimo, las jubilaciones y las asignaciones familiares, y la rebaja del impuesto a las ganancias mediante una nueva reforma a la “tablita” del ex ministro José Luis Machinea. (NA-Especial)
El retorno a retenciones del 35% para la soja y la baja para los otros cereales significará una pérdida de ingresos de $ 5000 millones para el Estado, que iba a destinar a viviendas populares, caminos rurales y hospitales. No es una cifra menor si se tiene en cuenta que la meta de superávit fiscal primario (antes de pago de la deuda) es de aproximadamente $ 31.500 millones.
Fuentes oficiales se atajaron diciendo que la finalidad de la suba de retenciones a la soja y la instauración de la movilidad del impuesto para esa oleaginosa, el girasol, el maíz y el trigo -el 11 de marzo- no era mejorar el superávit, sino combatir la “sojización” y desvincular los precios locales de los alimentos de las elevadas cotizaciones internacionales. El ex presidente Néstor Kirchner, no obstante, había reconocido que se necesitaba el aumento de retenciones para pagar las obligaciones de la deuda, pero en el Gobierno dicen que el ahorro fiscal aún es alto y habría alcanzado los $ 2.000 millones el mes pasado, pese a dos paros agrícolas.
Confían en que los ingresos por retenciones crezcan a partir de mañana, cuando las retenciones vuelvan al nivel del 10 de marzo. También advierten que sobre todo exportarán los grandes productores, temerosos de que el Gobierno proponga una alternativa superadora a la del 11 de marzo. Esa opción, que no se adoptaría de inmediato, contemplaría mejoras para los pequeños y medianos agricultores.
En el Ministerio de Economía, que conduce Carlos Fernández, descartan buscar recursos faltantes gravando la renta financiera. Después de cuatro meses de conflicto económico, no es el momento, dicen.
En cambio, Economía ha elevado un borrador del proyecto de presupuesto 2009 que contempla que algunos ministerios congelen sus gastos y otros directamente los reduzcan. Los compañeros de Fernández en el gabinete nacional reaccionaron enfurecidos.
Pero en el corto plazo el Gobierno no planea ahorrar, sino todo lo contrario para recuperar la popularidad perdida y aprovechar este momento de distensión. Una posibilidad es que la semana próxima se anuncien en conjunto los aumentos del salario mínimo, las jubilaciones y las asignaciones familiares, y la rebaja del impuesto a las ganancias mediante una nueva reforma a la “tablita” del ex ministro José Luis Machinea. (NA-Especial)
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