13 Abril 2008
La Habana.- El gobierno del presidente Raúl Castro autorizó a los trabajadores cubanos que habitan casas pertenecientes a instituciones estatales, como parte de sus salarios, a adquirirlas con trámites rápidos. Una resolución del Instituto Nacional de la Vivienda (INV) publicada por la Gaceta Oficial autoriza a los arrendatarios a hacer los trámites correspondientes, más ágiles que antes, para que sus viviendas pasen a ser de su propiedad o de sus herederos.
Una de las medidas del Estado cubano hace décadas para resolver el acuciante problema habitacional consistía en entregar, bajo ciertas condiciones, viviendas que eran propiedad de las empresas o instituciones, a sus trabajadores más necesitados. Esta nueva medida de las autoridades cubanas, dirigida “a eliminar restricciones y trabas burocráticas que afectan la vida de los cubanos”, quita las prohibiciones de traspaso de estas edificaciones por permutas o herencia a no ser que el inquilino residiera en ella 20 años. Sin embargo, las exigencias oficiales para el trámite eran numerosas y las esperas muy prolongadas.
“La experiencia acumulada, la cantidad estimada de viviendas que arriban al término legal establecido para la desvinculación y la estrategia para la simplificación de trámites aconsejan la revisión del procedimiento, dijo el INV. En Cuba es ilegal la compra y venta de inmuebles y el único trámite legal existente es la “permuta”, que permite a los propietarios intercambiar sus casas. Con un déficit calculado en unas 500.000 viviendas, este se ha constituido en uno de los principales desafíos para las autoridades de la isla.
Las autoridades lanzaron un programa en la década de 1970 de microbrigadas en cuyo contexto los trabajadores de empresas dejaban sus plazas normales por largos períodos para construir edificios de departamentos multifamiliares que después se distribuían por necesidades perentorias y méritos laborales. Los materiales necesarios se pagaban por el Estado. Tras la crisis económica de la década del 90, la mayor desde 1959, provocada por la caída de la Unión Soviética y un recrudecimiento del embargo de EE.UU., los programas sociales se vieron afectados y el déficit habitacional llegó a alcanzar las 600.000 viviendas.
Ahora, el gobierno encabezado por Raúl Castro, que sucedió a su hermano enfermo Fidel Castro, se ha dedicado a mejorar la eficiencia del Estado socialista. (DPA-Reuter)
Una de las medidas del Estado cubano hace décadas para resolver el acuciante problema habitacional consistía en entregar, bajo ciertas condiciones, viviendas que eran propiedad de las empresas o instituciones, a sus trabajadores más necesitados. Esta nueva medida de las autoridades cubanas, dirigida “a eliminar restricciones y trabas burocráticas que afectan la vida de los cubanos”, quita las prohibiciones de traspaso de estas edificaciones por permutas o herencia a no ser que el inquilino residiera en ella 20 años. Sin embargo, las exigencias oficiales para el trámite eran numerosas y las esperas muy prolongadas.
“La experiencia acumulada, la cantidad estimada de viviendas que arriban al término legal establecido para la desvinculación y la estrategia para la simplificación de trámites aconsejan la revisión del procedimiento, dijo el INV. En Cuba es ilegal la compra y venta de inmuebles y el único trámite legal existente es la “permuta”, que permite a los propietarios intercambiar sus casas. Con un déficit calculado en unas 500.000 viviendas, este se ha constituido en uno de los principales desafíos para las autoridades de la isla.
Las autoridades lanzaron un programa en la década de 1970 de microbrigadas en cuyo contexto los trabajadores de empresas dejaban sus plazas normales por largos períodos para construir edificios de departamentos multifamiliares que después se distribuían por necesidades perentorias y méritos laborales. Los materiales necesarios se pagaban por el Estado. Tras la crisis económica de la década del 90, la mayor desde 1959, provocada por la caída de la Unión Soviética y un recrudecimiento del embargo de EE.UU., los programas sociales se vieron afectados y el déficit habitacional llegó a alcanzar las 600.000 viviendas.
Ahora, el gobierno encabezado por Raúl Castro, que sucedió a su hermano enfermo Fidel Castro, se ha dedicado a mejorar la eficiencia del Estado socialista. (DPA-Reuter)
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