Conmovió al Vaticano la muerte de un prelado iraquí

Conmovió al Vaticano la muerte de un prelado iraquí

El gobierno culpó a la red Al Qaeda por el desenlace del secuestro ocurrido en febrero. El arzobispo caldeo había sido secuestrado por un grupo que mató al chofer y a dos asistentes. Condena del papa Benedicto XVI.

AUDIENCIA. En noviembre, el Papa recibió a Rahho (izquierda) y al cardenal Emmanuel III Delly (centro). REUTERS AUDIENCIA. En noviembre, el Papa recibió a Rahho (izquierda) y al cardenal Emmanuel III Delly (centro). REUTERS
14 Marzo 2008
MO­SUL, Irak.- En un si­tio bal­dío de la ciu­dad de Mo­sul ha­lla­ron ayer, se­mi en­te­rra­do, el ca­dá­ver de Pau­los Fa­raj Rah­ho, el ar­zo­bis­po ca­tó­li­co cal­deo que ha­bía si­do se­cues­tra­do ha­ce 15 días en Irak. El pa­pa Be­ne­dic­to XVI, que ha­bía he­cho va­rios lla­ma­dos pa­ra la li­be­ra­ción del pre­la­do, ca­li­fi­có su muer­te co­mo un ac­to de vio­len­cia que ofen­de la dig­ni­dad del ser hu­ma­no.
Rah­ho, ar­zo­bis­po de Mo­sul, ubi­ca­da 390 ki­ló­me­tros al nor­te de Bag­dad, fue se­cues­tra­do el 29 de fe­bre­ro por hom­bres ar­ma­dos que ata­ca­ron su au­to­mó­vil y ma­ta­ron al con­duc­tor y a dos acom­pa­ñan­tes. El pri­mer mi­nis­tro ira­quí, Nu­ri al Ma­li­ki, cul­pó de su muer­te a Al Qae­da y en­fa­ti­zó que su go­bier­no en­ca­be­za­do por chií­tas es­tá com­pro­me­ti­do a pro­te­ger a los cris­tia­nos, que re­pre­sen­tan cer­ca del 3% de la po­bla­ción ma­yo­ri­ta­ria­men­te mu­sul­ma­na de Irak.

De­ta­lle lla­ma­ti­vo
Des­de la in­va­sión en­ca­be­za­da por Es­ta­dos Uni­dos en 2003, va­rios clé­ri­gos cris­tia­nos han si­do se­cues­tra­dos y ase­si­na­dos, y nu­me­ro­sas igle­sias han su­fri­do ata­ques ex­plo­si­vos en Irak. An­tes de 2003, la co­mu­ni­dad cris­tia­na vi­vía sin pro­ble­mas. In­clu­so con­ta­ba con lí­de­res po­lí­ti­cos, co­mo Ta­rek Aziz, que fue vi­ce­pri­mer mi­nis­tro del ré­gi­men de Sad­dam Hus­sein. El ex ar­zo­bis­po de Mo­sul, Ba­si­le Geor­ges Cas­mous­sa, ha­bía si­do se­cues­tra­do en 2005 y li­be­ra­do el día si­guien­te, sin que se pa­ga­ra res­ca­te al­gu­no.

Ver­sio­nes dis­pa­res
No es­tá cla­ro si Rah­ho, de 65 años, mu­rió co­mo re­sul­ta­do de su pre­ca­ria sa­lud o si fue ase­si­na­do. El cuer­po pa­re­cía lle­var al me­nos una se­ma­na sin vi­da. Se­gún po­li­cías de la mor­gue de Mo­sul, no pre­sen­ta sig­nos de vio­len­cia, pe­ro re­por­tes de la BBC en Bag­dad se­ña­lan que fue ba­lea­do en el crá­neo. A su vez, el co­man­dan­te de las fuer­zas es­ta­dou­ni­den­ses en el nor­te ira­quí, ge­ne­ral Mark Her­tling, ha­bía di­cho ha­ce po­co que se tra­ta­ba de un se­cues­tro por di­ne­ro, aun­que no se sa­be de al­gún re­cla­mo de res­ca­te.
En cuan­to al ha­llaz­go, un po­li­cía di­jo que ve­ci­nos de Al En­ti­sa, un dis­tri­to fre­cuen­ta­do por mi­li­tan­tes de Al Qae­da, en­con­tra­ron el cuer­po. En cam­bio, el obis­po de Bag­dad, Sh­le­mon War­du­ni, ex­pli­có que los se­cues­tra­do­res le ha­bían co­mu­ni­ca­do el miér­co­les que Rah­ho ha­bía muer­to y le in­di­ca­ron el lu­gar don­de lo en­te­rra­ron. Se­gún War­du­ni, jó­ve­nes re­li­gio­sos en­via­dos por él ha­lla­ron el ca­dá­ver, ves­ti­do con pan­ta­lo­nes y ca­mi­sa. (Es­pe­cial)

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