04 Marzo 2008
UNA POSTAL PARA EL RECUERDO. El amplio salón ubicado al fondo de “El Molino” dejará de estar ocupado por mesas de billar, tacos y tiza. El local será demolido y renovado, y se cree que se inaugurará en junio, aproximadamente. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
"Aunque siempre fue prohibido / apostar en los billares / aunque siempre fue mal visto / reunirse en esos bares / la gente lo sigue haciendo/ como pecado que vale" (estribillo de la canción "Bares y Billares", del grupo "Los Paz").
Tacos, tizas y tableros serán reemplazos por mesas modernas y menús gourmet en el histórico local de 24 de Septiembre 551. Ayer, a las 22.45, el estruendo del taco contra el mingo se escuchó por última vez en "El Molino". Los nuevos hábitos de consumo y las necesidades económicas acallaron los ruidos de la timba propia de los billares.
"El gigante no va a morir; seguirá vivo y más vigente que nunca", afirmó, emocionado, el empresario gastronómico Ricardo Vidal, nuevo propietario de "El Molino". En una charla con LA GACETA, el empresario confirmó los rumores que circularon durante los últimos días: explicó que el bar siempre perteneció a su familia y que se produjo un cambio de sociedad ya que, antes del traspaso, el negocio era administrado por su madre y por su tía. "Será la tercera generación de la familia Vidal que estará al frente de ?El Molino?", recalcó.
Vidal recordó cómo fueron los comienzos del histórico bar: "mi abuelo, Amador Vidal, fundó ?El Molino? hace 65 años. Al principio era un restaurante que presentaba como espectáculo una orquesta musical de señoritas. Se trataba de un ambiente absolutamente familiar y el público que frecuentaba el lugar era la aristocracia tucumana. Cuando falleció mi abuelo, hace 52 años, lo administraron sus cuatro hijos y decidieron hacerlo funcionar como billar".
Recordó a los parroquianos que concurrían asiduamente al bar como gente bohemia. "Venían muchos escritores y folcloristas; la ?Negra? (Mercedes) Sosa y los ?Tucu Tucu? eran amigos de la casa", agregó.
Consultado sobre las características del nuevo emprendimiento que se desarrollará en "El Molino", el empresario explicó que será un importante restobar, aunque evitó anunciar cúales serán las novedades funcionales. "Está prevista una fuerte inversión. Será un local con todas las exigencias de un restaurante moderno. Estoy convencido de que superará las expectativas de la gente", dijo Vidal, quien estimó que en junio abriría sus puertas el nuevo local.
El gastronómico aseguró que "El Molino" mantendrá su nombre para continuar con la tradición familiar, pero que ya no funcionará como billar. Además adelantó que se harán importantes cambios edilicios. "Soy consciente de la historia que hay detrás de este bar, pero también reconozco la necesidad de una renovación", destacó Vidal. A la vez, indicó que en el nuevo restobar se colocarán objetos que recuerden la historia del antiguo bar.
"Va a ser una forma de homenajear a Pilo, a Poroto y a Ramón (mi padre y mis tíos), quienes fueron los mentores de ?El Molino?. Es una forma de respetar la leyenda que ellos gestaron con este bar", dijo Vidal. Consultado sobre las razones que motivaron el cambio, enfatizó la necesidad de modernización. "Las nuevas generaciones no se apropiaron del juego del billar, por eso el juego y el negocio fueron envejeciendo con el tiempo. Los tiempos actuales y el desarrollo de la provincia demandan un importante cambio en el edificio y en el rubro", enfatizó.
"Bares y Billares" (Letra y música "Los Paz") (Bajar MP3)
Los tucumanos tenemos
un remedio pa`l trabajo,
un lugar que pa`nosotros
es presente y es pasado:
Los billares de "El Molino", en la calle veinticuatro.
Al "Colón" ya lo han cerrado, quietas quedaron sus puertas,
los desayunos se enfriaron, ya las siestas no son siestas, era parte de la plaza donde el taco aún resuena.
"El Capote"tuvo un lío,
por allí pasó la muerte,
los tribunales guardaron
su historia en un expediente, un banco ocupó el espacio donde había mesas verdes.
Estribillo
Aunque siempre fue prohibido apostar en los billares, aunque siempre fue mal visto reunirse en esos bares,
la gente lo sigue haciendo
como pecado que vale.
Después de los punto y banca
y la suerte en la ruleta,
los apostadores gastan
festejando en "La Vuelta"
o amanecen saboreando
un café en "La Cosechera".
En "El Bajo", aún se escucha
a los ciegos en la esquina,
con acordeón y guitarra
que el tiempo no desafinan
alegrar a los viajeros
de la noche al mediodía.
Ya quedan pocos reductos
en la calle Catamarca
donde comer sin medida
locro, vino y empanadas,
sintiendo que, por las vías,
alquien se aleja de casa.
(Estribillo)
Tacos, tizas y tableros serán reemplazos por mesas modernas y menús gourmet en el histórico local de 24 de Septiembre 551. Ayer, a las 22.45, el estruendo del taco contra el mingo se escuchó por última vez en "El Molino". Los nuevos hábitos de consumo y las necesidades económicas acallaron los ruidos de la timba propia de los billares.
"El gigante no va a morir; seguirá vivo y más vigente que nunca", afirmó, emocionado, el empresario gastronómico Ricardo Vidal, nuevo propietario de "El Molino". En una charla con LA GACETA, el empresario confirmó los rumores que circularon durante los últimos días: explicó que el bar siempre perteneció a su familia y que se produjo un cambio de sociedad ya que, antes del traspaso, el negocio era administrado por su madre y por su tía. "Será la tercera generación de la familia Vidal que estará al frente de ?El Molino?", recalcó.
Vidal recordó cómo fueron los comienzos del histórico bar: "mi abuelo, Amador Vidal, fundó ?El Molino? hace 65 años. Al principio era un restaurante que presentaba como espectáculo una orquesta musical de señoritas. Se trataba de un ambiente absolutamente familiar y el público que frecuentaba el lugar era la aristocracia tucumana. Cuando falleció mi abuelo, hace 52 años, lo administraron sus cuatro hijos y decidieron hacerlo funcionar como billar".
Recordó a los parroquianos que concurrían asiduamente al bar como gente bohemia. "Venían muchos escritores y folcloristas; la ?Negra? (Mercedes) Sosa y los ?Tucu Tucu? eran amigos de la casa", agregó.
Consultado sobre las características del nuevo emprendimiento que se desarrollará en "El Molino", el empresario explicó que será un importante restobar, aunque evitó anunciar cúales serán las novedades funcionales. "Está prevista una fuerte inversión. Será un local con todas las exigencias de un restaurante moderno. Estoy convencido de que superará las expectativas de la gente", dijo Vidal, quien estimó que en junio abriría sus puertas el nuevo local.
El gastronómico aseguró que "El Molino" mantendrá su nombre para continuar con la tradición familiar, pero que ya no funcionará como billar. Además adelantó que se harán importantes cambios edilicios. "Soy consciente de la historia que hay detrás de este bar, pero también reconozco la necesidad de una renovación", destacó Vidal. A la vez, indicó que en el nuevo restobar se colocarán objetos que recuerden la historia del antiguo bar.
"Va a ser una forma de homenajear a Pilo, a Poroto y a Ramón (mi padre y mis tíos), quienes fueron los mentores de ?El Molino?. Es una forma de respetar la leyenda que ellos gestaron con este bar", dijo Vidal. Consultado sobre las razones que motivaron el cambio, enfatizó la necesidad de modernización. "Las nuevas generaciones no se apropiaron del juego del billar, por eso el juego y el negocio fueron envejeciendo con el tiempo. Los tiempos actuales y el desarrollo de la provincia demandan un importante cambio en el edificio y en el rubro", enfatizó.
RECUERDOS
"Bares y Billares" (Letra y música "Los Paz") (Bajar MP3)
Los tucumanos tenemos
un remedio pa`l trabajo,
un lugar que pa`nosotros
es presente y es pasado:
Los billares de "El Molino", en la calle veinticuatro.
Al "Colón" ya lo han cerrado, quietas quedaron sus puertas,
los desayunos se enfriaron, ya las siestas no son siestas, era parte de la plaza donde el taco aún resuena.
"El Capote"tuvo un lío,
por allí pasó la muerte,
los tribunales guardaron
su historia en un expediente, un banco ocupó el espacio donde había mesas verdes.
Estribillo
Aunque siempre fue prohibido apostar en los billares, aunque siempre fue mal visto reunirse en esos bares,
la gente lo sigue haciendo
como pecado que vale.
Después de los punto y banca
y la suerte en la ruleta,
los apostadores gastan
festejando en "La Vuelta"
o amanecen saboreando
un café en "La Cosechera".
En "El Bajo", aún se escucha
a los ciegos en la esquina,
con acordeón y guitarra
que el tiempo no desafinan
alegrar a los viajeros
de la noche al mediodía.
Ya quedan pocos reductos
en la calle Catamarca
donde comer sin medida
locro, vino y empanadas,
sintiendo que, por las vías,
alquien se aleja de casa.
(Estribillo)