04 Marzo 2008
El regreso al trabajo, tras el período de vacaciones, suele ser traumático para algunos y de difícil adaptación para otros. En su edición del lunes 7 de enero, LA GACETA abordó el tema y esbozó una serie de recomendaciones para sortear con éxito esa etapa del ciclo laboral.
Continuando la temática, José María Blunda, especialista en entrenamiento y desarrollo de Recursos Humanos, afirmó que lo importante es fijarse nuevas metas laborales tras el período anual de descanso. "He escuchado a muchas personas que al regreso al trabajo después de las necesarias vacaciones experimentan algunos trastornos en el estado de ánimo, momentos de depresión y episodios de ansiedad e irritabilidad. Es frecuente en esos casos que esos síntomas desaparezcan después del primer mes. Ahora, si transcurrido ese período de tiempo los síntomas no sólo no desaparecen sino que comienzan a hacerse mas frecuentes, podemos correr el riesgo de ingresar en lo que los profesionales denominan síndrome post vacacional, alertó.
Según Blunda, existen factores que incrementan las posibilidades de aparición de este síndrome:
Cuando antes de las vacaciones el trabajo era un cúmulo de vivencias displacenteras y, al volver a el, se desmorona la fantasía que esos conflictos iban a estar mágicamente resueltos.
Cuando no tenemos el claro propósito de desconectarnos durante las vacaciones de los temas cotidianos.
Cuando en las vacaciones, lejos de relajarnos y producir el reparador descanso, vivimos días de poco descanso y mucha tensión.
Al encontrarnos con estos síntomas, Blunda sugiere:
Encuentre aspectos positivos en el regreso: piense en qué le gustaría que le suceda en el nuevo período; reconozca los aspectos positivos del trabajo, descubra motivaciones en lo profesional y en lo personal que seguramente están presentes en el mundo del empleo.
La vida fuera de las vacaciones, también tiene fines de semana, feriados y jornadas que pueden ser momentos de alegría y de compartida con seres queridos y de actividades lúdicas.
Busque cambios graduales: no deje que entre las vacaciones y el primer día de trabajo sólo hayan transcurrido un par de horas. Vuelva un par de días antes.
"El síndrome no es una consecuencia necesaria al volver al trabajo, de ser así todos lo padeceríamos. Es el resultado de quienes no están dispuestos a aceptar algo lógico y natural, ni tampoco a reconocer que el trabajo es también fuente de desarrollo personal y el espacio para conseguir lo que uno quiere para su vida", concluyó.
Continuando la temática, José María Blunda, especialista en entrenamiento y desarrollo de Recursos Humanos, afirmó que lo importante es fijarse nuevas metas laborales tras el período anual de descanso. "He escuchado a muchas personas que al regreso al trabajo después de las necesarias vacaciones experimentan algunos trastornos en el estado de ánimo, momentos de depresión y episodios de ansiedad e irritabilidad. Es frecuente en esos casos que esos síntomas desaparezcan después del primer mes. Ahora, si transcurrido ese período de tiempo los síntomas no sólo no desaparecen sino que comienzan a hacerse mas frecuentes, podemos correr el riesgo de ingresar en lo que los profesionales denominan síndrome post vacacional, alertó.
Según Blunda, existen factores que incrementan las posibilidades de aparición de este síndrome:
Cuando antes de las vacaciones el trabajo era un cúmulo de vivencias displacenteras y, al volver a el, se desmorona la fantasía que esos conflictos iban a estar mágicamente resueltos.
Cuando no tenemos el claro propósito de desconectarnos durante las vacaciones de los temas cotidianos.
Cuando en las vacaciones, lejos de relajarnos y producir el reparador descanso, vivimos días de poco descanso y mucha tensión.
Al encontrarnos con estos síntomas, Blunda sugiere:
Encuentre aspectos positivos en el regreso: piense en qué le gustaría que le suceda en el nuevo período; reconozca los aspectos positivos del trabajo, descubra motivaciones en lo profesional y en lo personal que seguramente están presentes en el mundo del empleo.
La vida fuera de las vacaciones, también tiene fines de semana, feriados y jornadas que pueden ser momentos de alegría y de compartida con seres queridos y de actividades lúdicas.
Busque cambios graduales: no deje que entre las vacaciones y el primer día de trabajo sólo hayan transcurrido un par de horas. Vuelva un par de días antes.
"El síndrome no es una consecuencia necesaria al volver al trabajo, de ser así todos lo padeceríamos. Es el resultado de quienes no están dispuestos a aceptar algo lógico y natural, ni tampoco a reconocer que el trabajo es también fuente de desarrollo personal y el espacio para conseguir lo que uno quiere para su vida", concluyó.
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