16 Octubre 2005
CANAL 7. La primera transmisión pública ocurrió el 17 de octubre de 1951.
No oculta su génesis como tesis de doctorado este minucioso trabajo de Mirta Varela sobre los primeros años de la televisión en Argentina. La preocupación por aportar la mayor cantidad posible de datos, el enorme listado de fuentes consultadas y la extensa nómina de títulos que integra la bibliografía hablan de una intención de documentar exhaustivamente cada una de las afirmaciones que se hacen a lo largo del trabajo. El resultado es sin duda un invalorable aporte para los especialistas en el tema, pero quienes se acerquen a la lectura esperando encontrar detalles amenos o un tratamiento farandulesco del asunto se verán rápidamente defraudados.
El período elegido por la autora para desarrollar su análisis abarca desde la primera transmisión pública de Canal 7 de Buenos Aires, con el acto realizado por el gobierno de Juan Domingo Perón el 17 de octubre de 1951, hasta la presentación en vivo y en directo del alunizaje de los astronautas norteamericanos Neil Armstrong y Edward Aldrin el 21 de julio de 1969, en la que se utilizó el enlace vía satélite desde la estación terrena ubicada en la localidad de Balcarce. Varela desmenuza las casi dos décadas que transcurren entre ambas fechas y analiza cuidadosamente los hechos y las circunstancias que transformaron la televisión en un elemento de cambio fundamental en la relación de los argentinos con los medios de comunicación. En sus primeros días, las transmisiones (actos oficiales, partidos de fútbol, conciertos) se vivían como hechos colectivos, porque la gente debía reunirse en los pocos lugares en los que había receptores. Con el abaratamiento de los televisores, la mejora en la calidad de los programas y el establecimiento de horarios regulares para la programación comenzó el ingreso del nuevo medio en los hogares de los argentinos. Y la televisión misma fue construyendo su propia identidad, edificada sobre el teatro, la radio, la literatura y-en menor medida- el cine. La autora presta especial atención al desarrollo del tratamiento de la información desde las pantallas, que evolucionó desde un lenguaje absolutamente radial y estático hasta lograr códigos propios, apoyándose sobre todo en innovaciones técnicas para el procesamiento de las imágenes en movimiento. En este sentido, dedica un espacio privilegiado al papel que le cupo a la televisión en la cobertura y la difusión de los incidentes registrados en 1969 que se conocen como "el cordobazo". Allí, las cámaras dieron por primera vez testimonio directo de los enfrentamientos de los manifestantes con las fuerzas policiales. Con acierto, Varela sostiene que en este episodio y en la transmisión del alunizaje, la televisión comenzó a contar "la historia en directo". Cabe acotar que la autora no hace la menor referencia a la aparición de emisoras en el interior del país, a pesar de que su trabajo se titula "La televisión criolla". En la segunda década del período por ella elegido para el análisis, en la mayoría de los distritos del país, los canales provinciales eran una realidad, y muchos de ellos mostraban una considerable porción de programación propia dentro del horario de emisión.
(c) LA GACETA
El período elegido por la autora para desarrollar su análisis abarca desde la primera transmisión pública de Canal 7 de Buenos Aires, con el acto realizado por el gobierno de Juan Domingo Perón el 17 de octubre de 1951, hasta la presentación en vivo y en directo del alunizaje de los astronautas norteamericanos Neil Armstrong y Edward Aldrin el 21 de julio de 1969, en la que se utilizó el enlace vía satélite desde la estación terrena ubicada en la localidad de Balcarce. Varela desmenuza las casi dos décadas que transcurren entre ambas fechas y analiza cuidadosamente los hechos y las circunstancias que transformaron la televisión en un elemento de cambio fundamental en la relación de los argentinos con los medios de comunicación. En sus primeros días, las transmisiones (actos oficiales, partidos de fútbol, conciertos) se vivían como hechos colectivos, porque la gente debía reunirse en los pocos lugares en los que había receptores. Con el abaratamiento de los televisores, la mejora en la calidad de los programas y el establecimiento de horarios regulares para la programación comenzó el ingreso del nuevo medio en los hogares de los argentinos. Y la televisión misma fue construyendo su propia identidad, edificada sobre el teatro, la radio, la literatura y-en menor medida- el cine. La autora presta especial atención al desarrollo del tratamiento de la información desde las pantallas, que evolucionó desde un lenguaje absolutamente radial y estático hasta lograr códigos propios, apoyándose sobre todo en innovaciones técnicas para el procesamiento de las imágenes en movimiento. En este sentido, dedica un espacio privilegiado al papel que le cupo a la televisión en la cobertura y la difusión de los incidentes registrados en 1969 que se conocen como "el cordobazo". Allí, las cámaras dieron por primera vez testimonio directo de los enfrentamientos de los manifestantes con las fuerzas policiales. Con acierto, Varela sostiene que en este episodio y en la transmisión del alunizaje, la televisión comenzó a contar "la historia en directo". Cabe acotar que la autora no hace la menor referencia a la aparición de emisoras en el interior del país, a pesar de que su trabajo se titula "La televisión criolla". En la segunda década del período por ella elegido para el análisis, en la mayoría de los distritos del país, los canales provinciales eran una realidad, y muchos de ellos mostraban una considerable porción de programación propia dentro del horario de emisión.
(c) LA GACETA