20 Diciembre 2005
María Rosa Gallo aseguraba que su amor por el teatro le había sido transmitido por su padre, un obrero gráfico español, que gustaba de cantar y de tocar la guitarra. Fue por eso que, muy joven aún, María Rosa ingresó al Conservatorio Nacional de Música y Arte Dramático, del cual egresó en 1943 con medalla de oro. Su talento natural la inclinó hacia el género dramático, y en este terreno se especializó en Italia. La cantidad de papeles de gran envergadura que interpretó en teatro y el excelente nivel de sus incursiones en el cine y en la televisión hicieron de la actriz una de las personalidades más reconocidas y respetadas dentro de nuestra cultura nacional.
Había nacido el 20 de diciembre de 1925, y su debut en los escenarios se produjo en 1943, cuando apenas era una adolescente. Cuatro años después, mientras se encontraba trabajando en el teatro Presidente Alvear, se negó a firmar una nota de adhesión a Perón, junto con su marido Camilo Da Passano y Orestes Caviglia. No pudo continuar trabajando y debió exiliarse en Chile. Pasó posteriormente a Italia, para estudiar en la Academia de Arte Dramático de Roma con Silvio D’Amico y Orazio Costa. Su hija Alejandra Da Passano (luego sería también actriz) nació allí, y su hijo Alejandro, en 1957, ya de regreso en la Argentina.
A partir de entonces, su tarea artística no tuvo interrupciones. Trabajó con los más prestigiosos actores y directores de nuestro país; formó parte de los elencos oficiales del Teatro Nacional Cervantes y del Teatro San Martín, y también integró elencos independientes.
El 30 de octubre de 1977 sufrió un ataque cardíaco durante una función de “La casa de Bernarda Alba”, pero se recuperó y volvió a la tarea teatral. Sin embargo, su salud se fue deteriorando paulatinamente; en 2001 sufrió una fractura de cadera mientras interpretaba “El circo de Leningrado”; posteriormente fue operada de cataratas, y sus apariciones en escena se fueron espaciando. “Las extras” fue su último trabajo, con el que cerró una extensa lista de títulos que abarcó todos los géneros. “Siento que hice todo lo que quise. No creo que exista algún personaje importante que haya querido interpretar y no lo haya hecho todavía”, dijo poco antes de abandonar las tablas.
Recibió los premios Molière, María Guerrero, Martín Fierro, Talía, Konex de Platino y de Brillante y ACE de Oro; pero más allá de cualquier distinción, María Rosa Gallo demostró en cada una de sus apariciones en escena, en el cine o en la televisión que fue una de las más grandes actrices argentinas.
Murió el 7 de diciembre de 2004 después de permanecer internada dos semanas en la clínica Suizo Argentina, a raíz del agravamiento de una enfermedad que padecía desde largo tiempo atrás.
Había nacido el 20 de diciembre de 1925, y su debut en los escenarios se produjo en 1943, cuando apenas era una adolescente. Cuatro años después, mientras se encontraba trabajando en el teatro Presidente Alvear, se negó a firmar una nota de adhesión a Perón, junto con su marido Camilo Da Passano y Orestes Caviglia. No pudo continuar trabajando y debió exiliarse en Chile. Pasó posteriormente a Italia, para estudiar en la Academia de Arte Dramático de Roma con Silvio D’Amico y Orazio Costa. Su hija Alejandra Da Passano (luego sería también actriz) nació allí, y su hijo Alejandro, en 1957, ya de regreso en la Argentina.
A partir de entonces, su tarea artística no tuvo interrupciones. Trabajó con los más prestigiosos actores y directores de nuestro país; formó parte de los elencos oficiales del Teatro Nacional Cervantes y del Teatro San Martín, y también integró elencos independientes.
El 30 de octubre de 1977 sufrió un ataque cardíaco durante una función de “La casa de Bernarda Alba”, pero se recuperó y volvió a la tarea teatral. Sin embargo, su salud se fue deteriorando paulatinamente; en 2001 sufrió una fractura de cadera mientras interpretaba “El circo de Leningrado”; posteriormente fue operada de cataratas, y sus apariciones en escena se fueron espaciando. “Las extras” fue su último trabajo, con el que cerró una extensa lista de títulos que abarcó todos los géneros. “Siento que hice todo lo que quise. No creo que exista algún personaje importante que haya querido interpretar y no lo haya hecho todavía”, dijo poco antes de abandonar las tablas.
Recibió los premios Molière, María Guerrero, Martín Fierro, Talía, Konex de Platino y de Brillante y ACE de Oro; pero más allá de cualquier distinción, María Rosa Gallo demostró en cada una de sus apariciones en escena, en el cine o en la televisión que fue una de las más grandes actrices argentinas.
Murió el 7 de diciembre de 2004 después de permanecer internada dos semanas en la clínica Suizo Argentina, a raíz del agravamiento de una enfermedad que padecía desde largo tiempo atrás.