Galería 14 fotosLa noche. El frío. La luna. El fuego. Las estrellas. El bombo. Las guitarras. El canto. La música. El baile. Las empanadas. El vino y los deseos escritos en un papel... todo eso se conjuga en la Fiesta Mágica de San Juan.
Por décimo año consecutivo, los vecinos del pasaje Rosales al 1.100 cantan y bailan hasta la medianoche -el momento cúlmine- en que se quema el muñeco para dejar atrás todo lo malo y recibir un nuevo comienzo con los mejores deseos.
Las lenguas de fuego envuelven al muñeco, que cargado de mensajes en sus bolsillos se consume entre las brasas, mientras se oye un grito al unísono: ¡Viva San Juan! ¡Viva San Juan!...
Después del ritual, como marca la tradición, los músicos vuelven al escenario con sus chacareras y zambas para seguir la fiesta que parece interminable, como en un gigante fogón en la noche más larga del año.
La alegría de esta noche mágica se refleja en los rostros iluminados por el fuego; mientras las parejas bailan y bailan y bailan en círculo en una pista improvisada alrededor de las últimas brasas. LA GACETA / Fotos de Pablo Soler
La noche. El frío. La luna. El fuego. Las estrellas. El bombo. Las guitarras. El canto. La música. El baile. Las empanadas. El vino y los deseos escritos en un papel... todo eso se conjuga en la Fiesta Mágica de San Juan.
Por décimo año consecutivo, los vecinos del pasaje Rosales al 1.100 cantan y bailan hasta la medianoche -el momento cúlmine- en que se quema el muñeco para dejar atrás todo lo malo y recibir un nuevo comienzo con los mejores deseos.
Las lenguas de fuego envuelven al muñeco, que cargado de mensajes en sus bolsillos se consume entre las brasas, mientras se oye un grito al unísono: ¡Viva San Juan! ¡Viva San Juan!...
Después del ritual, como marca la tradición, los músicos vuelven al escenario con sus chacareras y zambas para seguir la fiesta que parece interminable, como en un gigante fogón en la noche más larga del año.
La alegría de esta noche mágica se refleja en los rostros iluminados por el fuego; mientras las parejas bailan y bailan y bailan en círculo en una pista improvisada alrededor de las últimas brasas. LA GACETA / Fotos de Pablo Soler