Steven Strange es un doctor
A medida en la que mi colección de cómics crecía, me
di cuenta de muchas falencias en cuanto a personajes o autores. Me molestaba
saber que había mucho material de Alan Moore o Richard
Corben que me faltaba. Peor aún, no tenía prácticamente nada de
ciertos personajes como Aquaman o Doctor Strange.
Es más, solamente tenía un especial del último, ¿Qué te molesta,
Steven? Eran tiempos en los que no había scans. Era leer lo propio o
esas cosas que los amigos prestaban, pero esos personajes eran unas de las
tantas figuritas difíciles. De hecho, los llegué a conocer por su rol en otros
cómics y con el tiempo descubrí que Doctor Strange era en efecto, un personaje
poco publicado en español. Había una que otra colección y reediciones
esporádicas de etapas clave como la de Roger Stern. Recién ahora, gracias a la
salida de la película, los distintos mercados editoriales apostaron a
reediciones y una nueva serie. Es un fenómeno interesante, sobre todo si tenemos
en cuenta lo interesante y rico que resulta el personaje y su entorno, cosa que
la película dirigida por Scott Derrickson reflejó a la
perfección.
Neurocirugía y magia
En el especial por los cincuenta años de
Doctor Who, An Adventure in Time and Space, vimos por qué el
personaje obtuvo ese título: da status. Es una visión interesante que ayuda a
explicar la cantidad de personajes en el mundo del cómic cuyos nombres
comienzan con doctor (obviamente no siempre están ligados a la medicina): Doctor
Octupus, Doctor Midnight, Doctor Doom, Doctor
Mirage. La lista es extensa y si nos fijamos con detenimiento, encontramos
allí al hoy más famoso, el señor Steven Strange. Es curioso que
siendo neurocirujano muy pocas veces ejerció esa profesión en el cómic, cosa
que irónicamente ayuda a entender la magnitud del cambio que supone pasar del
mundo de la ciencia al de las artes místicas. En realidad, hay muy pocos
personajes que tengan el título de Doctor y lo ejerzan. Tal vez el único en el
que explotan esto a pleno es Charles McNider conocido como Doctor Midnight
(Doctor Medianoche) de Dc Comics. Volviendo al personaje que nos compete, las
veces que tocaron su profesión ayudó a profundizar en muchos aspectos, como
porque llegó a convertirse en un maestro de las artes místicas, o en esa
soberbia que sigue manteniendo y que curiosamente lo convierte en un personaje
poco querible.
En la película, Benedict Cumberbatch hace un trabajo notable
al darle humor y carisma sin perder en ningún momento esa soberbia notable que
caracteriza tanto a Strange. Sin embargo, donde se luce no es en las secuencias
de acción o en el heroísmo, sino en las rutinas médicas y en las cirugías. Aquí
es donde el director Scott Derrickson aprovechó al máximo el lado médico de
Strange. Hay fácilmente veinte minutos que recuerdan a las series como Anatomía
de Grey o ER. No hay nada que no hayamos visto, y las tensiones en el quirófano
son más de lo mismo, pero la actuación de Cumberbatch y de Rachel McAdams
configuran con mucha química ese trasfondo que existe antes del accidente.
Derrickson nos hace comprender la magnitud de la pérdida de Steven y qué tan
dañadas quedaron sus manos, cosa que justifica la búsqueda de soluciones
alternativas que termina en el encuentro con lo místico. Es cierto que no es
algo original, pero es muy interesante ver este tipo de escenas en el universo
ficcional de Marvel y a su vez, nos hace comprender que Doctor Strange es la
nota distinta.
Un poco de artes marciales
Creo que después de la serie Kung Fu, la llegada a templos inspirados en lo
oriental supone el aprendizaje de artes marciales. En el universo comiquero de
Marvel, Iron Fist se alimentó muchísimo de esto y se convirtió
en su bastión de artes marciales y misticismo. Con el tiempo descubrí que
Steven Strange también era un experto en este tipo de combate, pero en los
cómics la acción se daba en el lado de los hechizos y la astucia. Es más, eran
luchas astrales o con nuestro héroe flotando y maquinando cómo vencer la
amenaza de turno. De hecho, incluso en el cómic actual de Jason Aaron y Chris
Bachalo la acción va por ese lado. Después de todo, el aspecto místico tiene
que quedar marcado por sobre todo.
La espectacularidad visual que necesita una película pensada para 3D necesita
más dinamismo que un personaje que pronuncia hechizos y anda flotando. De
hecho, las batallas en el cómic son como un juego de rol por turnos. Es más,
por se asemejaría demasiado a Pokémon o Yu-Gi-Oh!, y terminaría con muchísimos
memes y burlas por internet. Por lo tanto, decidieron ir por lo seguro, robarle
a Iron Fist ese misticismo ligado a las artes marciales y así conseguir las
dosis de acción que exigen las escenas en 3D. Por suerte el
trabajo Chiwetel Ejiofor como Mordo y sobre
todo Tilda Swinton como The Ancient One ayudó
a que no sea algo como El tigre y el dragón, sino sentaron las bases de lo
milenario y esa sensación de sabiduría que engloba estar ligado a conocer sobre
realidades y dimensiones alternativas. Por supuesto, detrás de esto hay reglas
y ciertas cosas que son prohibidas. Manipularas conlleva algo muy peligroso que
puede destruir el mismo espacio tiempo, y es aquí donde Mads Mikkelsen como Kaecilius nos
sumerge en otro tipo de amenaza mientras construye un antagonista con
motivaciones creíbles.
Los enfrentamientos con Kaecilius, fuertemente influenciados por Inception, son
de lo más interesante en materia visual que ofreció Marvel hasta ahora, sin
embargo, pecan nuevamente de tener que adaptarse para el lucimiento del 3D. Es
aquí donde se pierde esa presencia siniestra que logra Mikkelsen y las peleas
pasan a ser difíciles de seguir. Es cierto que toda lucha de artes marciales,
sobre todo cuando hay alteraciones del espacio tiempo deben ser dinámicas,
rápidas y estúpidamente exageradas, pero es malo cuando la acción se torna
confusa y llega a marear. Es una pena, porque algo que podría haber sido épico
se convierte en una de las grandes flaquezas del film.
Esa inclusión de las artes marciales en el universo de Doctor Strange confiere
un cambio importante a lo que es la naturaleza del personaje, e insisto, lo
acerca demasiado a Iron Fist, pero funciona muy bien en la encarnación fílmica
hasta que por abuso de escenas pensadas para 3D se pierde la magia.
Doctor Strange es una muy buena película, que sin ser brillante marca un nuevo
horizonte para Marvel y que funciona muy bien por si sola.
Segunda parte del informe