La evolución de Dago

30 Jun 2016
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Imagen obtenida en http://laduendes.blogspot.com.ar/

Hace unos meses, más exactos en Abril, se completó la colección de material inédito de Dago en Argentina que había anunciado la editorial Comic.ar. Es una pena que no vamos a tener Dago para rato, porque siempre da gusto volver a los buenos personajes de Editorial Columba, sobre todo cuando están editados con tanta calidad. Desde el vamos, estas historietas están en blanco y negro. El papel es de calidad y la edición es tan notable que nos hace olvidar esos tomos en papel de diario y colores chillones a los que nos tenía acostumbrados Columba. 

Al igual que muchos personajes de culto, en Dago encontramos fórmulas que se repiten una y otra vez entre arcos argumentales. Las más significativas en este universo son esas mujeres fatales que caen rendidas ante los encantos de Dago (que debe ser ancestro de James T. Kirk); Los villanos a los que Dago los humilla y quedan enojados durante toda la saga hasta que sufren su destino, ya sea fatal o de redención; Y por supuesto, la forma en la que la astucia del protagonista hace que salga victorioso de lo que sea. Si tenemos en cuenta que las historias de este personaje se vienen editando desde 1981 prácticamente sin interrupciones, hay que tener en cuenta que la misma fórmula no va a servir siempre, algo tiene que cambiar y tiene que haber un elemento además del carisma de Dago que haga que este personaje siga tan vigente incluso hoy en día.

 La respuesta está en algo que pudimos apreciar en las últimas etapas de editorial Columba, que fue la evolución de la escritura de Robin Wood. Este guionista ingresó por la puerta grande, desde sus primeros guiones pudimos apreciar una gran calidad y muchísimo manejo de la historia. Sin embargo, habían ciertos elementos de censura editorial que lo limitaban, pero incluso así sus historias y personajes eran geniales. Lo otro eran esos cuadros de texto en los que describía entornos y sensaciones, que en las décadas de los sesenta y setenta estaba perfectos, pero los públicos cambian y las historietas evolucionan. Hoy sería un suicidio escribir con tantos cuadros de texto, cosa de la que Robin Wood ya era consciente desde que escribía El Peregrino y por supuesto, las últimas sagas que se editaron en el país de Dago. Sin esa carga de texto, la narrativa tenía que ser más dinámica y los diálogos (uno de los fuertes de Wood) aún más efectivos. Esa evolución se dio de a poco, mientras sus guiones fueron cobrando aún más fuerza y la madurez que se espera de un escritor experimentado.

En esas últimas historias de Columba también vimos como Dago se iba sumergiendo en la historia y se mezclaba con personajes reales, con un gran acierto por parte de Wood: siempre respetar lo que sucedió. Por más que nuestro héroe haya estado sumergido en las intrigas políticas y los juegos del poder, respetaba los hechos con mucha exactitud. La documentación histórica, que siempre fue un fuerte de Wood se profundizó aún más para brindarnos mucha exactitud en cuanto a datos y encima, como es moneda corriente en Dago, poder generar intrigas del poder y tensiones incluso cuando sabemos cómo van a terminar las cosas.

Sin las barreras de Columba y con esta evolución de la que les hablé, Wood rompe sus propias barreras y nos muestra en sagas como El saqueo de Roma o El oro del Inca la decadencia humana y hasta dónde llega la barbarie. Los personajes históricos se vuelven aún más peligrosos que los secundarios o villanos de turno que crea el autor y por supuesto, el entorno es siempre una bomba a punto de estallar, que cuando lo hace, los personajes la van a pasar muy mal y sobrevivir es algo que va a requerir muchos recursos y toda la astucia posible. Esto es otro acierto del gran Wood.

El dibujo está a cargo del talentosísimo Carlos Gómez. Si Wood realizó los deberes en cuanto a investigación, este artista no se queda detrás y es capaz de retratar con un realismo y detalles sorprendentes esos momentos históricos. Construye el viaje al pasado desde las locaciones, las ropas e incluso con frescos y estatuas que reproduce con una exactitud notable. Cada viñeta tiene tanto trabajo que nos hace preguntar si este dibujante es humano y cómo pudo completar esas páginas a tiempo. En las historias que suceden en américa tampoco se queda corto y es capaz de sumergirnos en el peligro de las selvas y esas ciudades perdidas sin problemas. Alguien que maneja tanto realismo y tantas locaciones puede pecar de ser estático, como le pasó a Harold Foster, pero Gómez se termina de lucir en lo épico, en la acción y la crudeza de los momentos históricos violentos. Son viñetas y páginas que se lucen muchísimo y lo llevan a este artista al panteón de los mejores ilustradores de las últimas décadas.

Con tantos años de aventuras, Dago peca de tener una salida para toda situación. Claro que incluso a él le cuesta bastante salir airoso e incluso la violencia y barbarie lo llegan a superar psicológicamente al punto de que Wood después de El oro del Inca rompe sus propias fórmulas y lo vuelve a lo inesperado, cosa que se agradece y hace que esta colección haga que nuestras bibliotecas se dignifiquen con buena historieta.

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