Lucifer - El cómic que arruinó Fox - Segunda Parte
Aquí podés leer la primera parte de este informe
En las entrevistas Mike Carey se toma su tiempo para
responder cada pregunta. Las medita y transmite un halo de sobriedad en su discurso
siempre correcto y amable. Tampoco pretende el chiste fácil o ir a la
controversia. Es simplemente un tipo tranquilo que no entra dentro del perfil
de los escritores malditos de la literatura. Por eso, uno de los grandes
misterios del cómic es por qué nunca tuvo la fama de Grant Morrison,
Warren Ellis y tantos otros que están en su nivel. En su primera obra
importante, Lucifer, demuestra el
nivel de guión al que puede llegar y que es capaz de manipular los hilos
narrativos que van a repercutir en toda la serie desde los primeros números. Un
plan narrativo tan grande no es fácil de orquestar, por lo que sus obras pecan
de no tener fuerza en los primeros números y, en cierta medida, le cuesta
encontrar su voz hasta el cuarto o quinto número, cosa que se repite en la
mayoría de las series que ha guionizado.
En Lucifer, Carey tuvo el desafío de lograr algo que esté a la altura de
Sandam, cosa que consigue y, encima, el protagonista es uno de los personajes
más complejos del cómic “Pienso
que en un primer momento me sentí atraído por su figura por el hecho de que
representa un extremo, y un extremo que además está muy, muy lejos de lo que es
mi propia personalidad. Es el solipsista definitivo, el tipo que quemaría el
mundo entero para encender su cigarrillo. No lo veo como malvado, sino como
amoral. Toma sus decisiones exclusivamente acorde a sus criterios, pero casi
nunca le hemos visto dañar deliberadamente a nadie y en Estación de Nieblas de Sandman ya apuntaba lo poco que le
interesan las almas humanas. Tampoco es particularmente cruel –a pesar de es
capaz de mostrar crueldad– sino que está tan centrado en sus propias metas y
sus propias necesidades que nadie más existe para él. Es fascinante ver cómo se
desarrolla y como afecta a la gente que se cruza en su camino. Y sin embargo,
progresivamente, empecé a verlo como una figura trágica. Lo que desea es
libertad, y nunca la va a poder tener… no del modo absoluto en el que la
quiere. Hay un plan divino del que es parte, y no puede soltar ese lastre
independientemente de lo que haga. Así pues, elegí que la línea maestra de la
serie fuese precisamente la búsqueda de Lucifer para escapar de la
predestinación divina y convertirse en el indiscutible autor de sus propias
acciones. Aunque también, por supuesto, va de las muchas vidas de otros seres
que se ven inmersos en los colosales movimientos y las maquinaciones que idea
Lucifer. Por ello el tono de la serie es difícil de definir: tratamos de
compaginar líneas argumentales grandes, míticas y épicas con pequeñas historias
de terror a escala humana”. – Expresó Carey en una entrevista
publicada en la página Zona Negativa.
Otro de los temas que tuvo que enfrentar
fue la posibilidad de ser catalogado de “satanista”, como sucedió con la serie.
Curiosamente, cuando salió el cómic nadie se quejó del tema. Sin embargo, la
A.F.A. (Asociación Familia Americana)
intentó boicotear sin éxito el lanzamiento de la serie de TV porque iba a
fomentar el satanismo. Una lástima, se hubiesen convertido en héroes. Volviendo
al cómic, Carey expresó su postura cuando escribió el cómic “No tuve
ningún problema religioso porque soy ateo (y el contexto judeocristiano es para
mí un mito como lo pueda ser el japonés o el navajo), pero incluso si no lo
fuese creo que sólo estaría cómodo con una fe embravecida por el conocimiento
de uno mismo. Lucifer es el lado oscuro de la psique humana al que todos
tendríamos que mirar. Sin embargo, sí me admira que no hayamos generado más
controversia escogiendo al diablo como protagonista… aunque puede que los
cómics simplemente vuelen por debajo del radar cultural de la mayoría de la
gente. Con Lucifer no puedes aprobar lo que hace, pero sí puedes ver de dónde
viene el personaje y, en cierto sentido, empatizas con la posición en la que se
encuentra. Él quiere ser libre… ¿quién no querría?”
Como es mejor evitar
complicaciones a la hora de hacer un producto audiovisual, Fox fue por lo seguro a la hora de hacer la serie. Le sacó los
niveles de existencia, el trasfondo psicológico, las criaturas mitológicas y
mágicas, el peso de la historia judeocristiana, la complejidad de los personajes
y poner menos protagonistas. Por supuesto, se olvidaron completamente de adaptar la
gran trama. Los policiales están de moda y también los dandis andróginos, por
eso, la “trama” es que Lucifer que ahora vive en la tierra (no explican por
qué) decide ayudar a una policía a resolver crímenes. Por supuesto, usa un poco
sus poderes “demoníacos” para conseguir confesiones de dichos criminales. Intentan
que sea una tortura, pero unos gritos no hacen nada. Lucifer interpretado por Tom Ellis es más un
inglés muy refinado con poderes que el señor del inframundo. Es carismático,
simpático, chistoso y muy sexual. Está bien, un manipulador amoral que es capaz
de lo que sea por cumplir sus planes, no funciona en el público al que apunta
Fox. Si leyeron el cómic van a patear el televisor con el meñique.
Es una lástima que ahora que Lucifer da el salto a un público mucho más amplio,
lo haga en una serie tan mediocre, poco inspirada y estándar. El cómic en el
que está basada es raro. Es una obra que se desprende de uno de los cómics más
ricos y profundos de la historia del noveno arte y logra ser aún más profundo y
complejo que éste. Es una muestra de la riqueza que se pueden lograr en las
viñetas. También es una de las lecturas más inteligentes que van a tener. No se
dejen estafar por la serie. Eso no es Lucifer, es cuanto mucho, el tipo malito
y simpático de la Fox.