Antes de Dragon Ball - Los inicios de Akira Toriyama

08 Dic 2014
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Portada de Dr. Slump

No todos envejecemos al mismo ritmo. Después de treinta años de su debut en las páginas de Shōnen Jump, Son Gokū aún sigue teniendo la energía suficiente para una lucha distinta a la que está acostumbrado: dejar en claro que Dragon Ball sigue vivo. Él y los suyos siguen protagonizando películas, video games y recientemente, la precuela Dragon Ball minus.  Todos son un éxito. Sin embargo, Akira Toriyama conoció la fama antes de las aventuras de Gokū, gracias a obras cortas, reeditadas en los tomos “Teatro Manga” y en especial, a su primera serie “Dr. Slump”- En estas aparecen muchos elementos que evolucionarían en Dragon Ball.

Sus primeros mangas

En Japón, muchas revistas de manga (cómic japonés) utilizan concursos para encontrar a nuevos talentos y darles la oportunidad de publicar en revistas importantes. A finales de los setenta,  Akira Toriyama se presentó en uno de la revista Jump. No ganó, pero el editor Kazuhiko Torishima vio el potencial que tenía y lo animó a seguir practicando hasta conseguir el nivel necesario para publicar. Al igual que
Gokū, se dedicó de lleno a mejorar y finalmente consiguió que publiquen una de sus obras, “Wonder Island”. Era un manga corto de humor absurdo sobre un piloto Kamikaze que intenta volver a Japón después de 35 años en una isla desierta. No tuvo éxito pero fue la puerta de entrada que  este autor supo utilizar para ingresar al mundo del manga. Desde Wonder Island se ven varios de los elementos más característicos del autor, especialmente la forma en la que logra dar vida a un mundo fantástico coherente con gran facilidad. Además, comenzaba a surgir esa fuerza creadora enorme que es Akira Toriyama.  Desde entonces supo combinar con maestría lo fantástico con muchos guiños culturales y personajes impredecibles e incluso llegaban a romper la cuarta barrera (es decir, que sabían que eran personajes de manga) y tenían su lógica bastante particular. Vivían en entornos fantásticos, pero tomaban todo lo que sucedía como si fuese algo totalmente normal. Lo que más llamaba la atención era el tipo de humor de Toriyama: directo,  absurdo, casi surrealista y sobre todo, un poco infantil. Parecía que sus personajes estaban jugando a pesar de los peligros. Era su sello. En otras historias cortas experimentó con el policial clásico y se mofó de Harry el Sucio, personaje icónico de Clint Eastwood. Sin embargo, le sirvieron para darse cuenta que lo suyo no estaba allí, sino en el costumbrismo, la ciencia ficción y la fantasía. Más adelante llegarían las peleas épicas de Dragon Ball.

Dr. Slump

En 1980 comenzó a salir su primer manga continuado en Shōnen Jump. Aquí explotó el costumbrismo surrealista al máximo. Dr. Slump es la historia de la niña robot, Arale Norimaki, su creador el “científico genial”  Senbei Norimaki y el resto de los habitantes de villa Pingüino. Desde el primer capítulo, cuando Senbei crea a Arale, Toriyama deja en claro que es una comedia situacional. Arale tiene una inteligencia artificial bastante alta, con la que se las arregla para ponerles los nervios de punta a Senbei y a otros. Lo interesante de villa Pingüino, es que allí los personajes son uno más excéntrico que el otro, pero también inocentes e ingenuos. Los villanos también lo son, sean monstruos, intentos de asesinos o cazadores furtivos. Muchos de estos personajes son guiños a la cultura oriental y ocasionalmente a la occidental. No van a faltar los monstruos que creen estar al nivel gigantes del cine como Gojira o Gamera. Tampoco faltan los invasores extraterrestres y otros villanos, que se frustran cuando ven la fuerza de Arale. El encanto de Dr. Slump está justamente en esa visión de la vida que tienen y la forma en la que resuelven problemas.  Los enfrentamientos muchas veces son verbales. Esa forma exagerada de ser que tienen los personajes, se acentúa mucho a la hora de pelear y más aún cuando los derrotan. Al igual que en otras de sus primeras obras, parecen niños jugando. Puede parecer extraño, pero es muy divertido y disfrutable.
Dr. Slump tuvo tanta aceptación, que en 1981 se adaptó en anime (serie animada japonesa), que duró mucho más que el manga. Tuvo tanto éxito, que cada tanto se lanza una película. En 1997 salió un remake del anime. Si en Dragon Ball está la faceta aventurera y épica de Toriyama, en Dr. Slump encontró el lugar perfecto para su humor bizarro e impredecible.

La evolución de Toriyama


 A principios de los ochenta, el autor es uno de los diez seleccionados del premio de los lectores de Shōnen Jump, donde tienen que dibujar historias de 45 páginas cada uno, según cuenta el mismo Toriyama en Teatro Manga, donde se recopilan estas historias. El manga que publicó fue “Pola & Roid”- Aquí se vuelca por completo a un género en el que se siente cómodo: La ciencia ficción.  Disfruta diseñando robots, naves, personajes y vestuario que están llenos de guiños y por supuesto, su estilo particular.

Trabajar con más páginas le viene muy bien. Introduce y desarrolla mejor a los personajes y le da importancia a lo cotidiano, cosa que le sirve para darles un cierto carisma a sus personajes. Las secuencias de acción están mucho más logradas y los gags, al tener más tiempo para respirar, no son tan irrelevantes y el último incluso llega a ser sublime (Vale la pena que lean este manga para que lo descubran). La historia está protagonizada por dos personajes bastante atípicos que se enfrentan a un imperio galáctico dirigido por idiotas que conocimos en Dr. Slump. Arale, aparece en un cameo. El protagonista de este manga se parece un poco a Yamcha de Dragon Ball en lo físico y esa personalidad heroica que surge porque no le queda otra.

A medida que logró ir publicando otras historias más largas como “Pola y Roid” o “Chobit”, se nota una evolución importante en técnicas de dibujo y la forma en la que comienza a estructurar de forma más ordenada ese aluvión de ideas. Akira Toriyama logra enriquecer su fórmula al mezclar de manera muy inteligente la ciencia ficción con la fantasía.
Sus historias tenían cada vez más carga de aventuras, locaciones exóticas y ese elemento importante de ciencia ficción. La fantasía y su humor particular seguían vigentes como sello personal.  En estas historias cortas, sobre todo en “Tongpoo” y “Pink” comienzan a verse elementos de lo que sería Dragon Ball como las protagonistas femeninas a lo Bulma en cuanto a su espíritu aventurero, y siempre tener el recurso tecnológico a mano. Incluso aparece la tecnología de las cápsulas (Que pueden contener hasta casas) y el juego de ir oscilando entre heroína y nena mimada.  El borrador de lo que sería su opera magna es “Dragon Boy”. Es una historia simple de fantasía, con muchos paisajes de la antigua China. El protagonista, Tanton es un niño que ha vivido alejado del mundo, y se ha dedicado a las artes marciales. Al igual que Son Gokū, es autosuficiente y busca perfeccionarse al máximo. También tiene algo especial que lo hace distinto, que en este caso no es una cola de mono, sino alas de dragón. Tiene que ser escolta de una niña muy parecida a Milk (Chi-chi en la versión original), mientras se enfrenta a peligros y suceden situaciones cómicas. Cuando lean esta historia, seguramente les va a venir un poco de nostalgia.
 

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