Canciones que justificaban la violencia de género
Los tiempos cambian y las letras de las canciones populares pueden quedar desfasadas respecto del imaginario colectivo de nuestros días. Lo que antes parecía gracioso o simpático, hoy muestra una idiosincrasia machista y retrógrada.
03 Jun 2015
Los tiempos cambian y las letras de las canciones populares pueden quedar desfasadas respecto del imaginario colectivo de nuestros días. Lo que antes parecía gracioso o simpático, hoy muestra una idiosincrasia machista y retrógrada.
Estas son algunas de las canciones que fueron populares en su época y que no podrían ser cantadas en nuestros días, porque de algún modo justificaban la violencia de género. Una de esas canciones es este tango que cuenta la historia de un proxeneta llamado Saravia, que les pegaba a sus meretrices con una toalla mojada.
Canta Edmundo Rivero.
Otro tango que canta el mismo Rivero cuenta como anécdota la historia de un hombre que encuentra a su mujer con otro en su casa, deja ir al amante y luego apuñala a su esposa. Es una milonga compuesta a partir de un soneto de Juan Diez, se llama Amablemente.
Este otro tango también cantado por Edmundo Rivero termina con la amenaza de un hombre mayor sobre su amada, menor que él y a quien jura querer como a su madre pero que no dudará en 'hacerte saltar pa' arriba cuando me entrés a fallar”.
Y finalmente una canción que directamente ni si quiera se acerca a la lírica machista del tango, sino a la promesa del enamorado de matar a su amada si la agarra con otro. Canta Cacho Castaña.
Un genial escritor inglés dijo que la vida imita al arte, y es sólo por esa frase de Oscar Wilde que esta nota resalta la importancia del contexto en la escucha e interpretación de estas canciones. Porque si bien forman parte de una tradición originalmente (y casi necesariamente) machista como es la del tango, también se fueron firltrando en la cultura popular y fueron aceptadas por la audiencia educada por esa misma tradición.
@Cesario / En Facebook
Estas son algunas de las canciones que fueron populares en su época y que no podrían ser cantadas en nuestros días, porque de algún modo justificaban la violencia de género. Una de esas canciones es este tango que cuenta la historia de un proxeneta llamado Saravia, que les pegaba a sus meretrices con una toalla mojada.
Canta Edmundo Rivero.
Otro tango que canta el mismo Rivero cuenta como anécdota la historia de un hombre que encuentra a su mujer con otro en su casa, deja ir al amante y luego apuñala a su esposa. Es una milonga compuesta a partir de un soneto de Juan Diez, se llama Amablemente.
Este otro tango también cantado por Edmundo Rivero termina con la amenaza de un hombre mayor sobre su amada, menor que él y a quien jura querer como a su madre pero que no dudará en 'hacerte saltar pa' arriba cuando me entrés a fallar”.
Y finalmente una canción que directamente ni si quiera se acerca a la lírica machista del tango, sino a la promesa del enamorado de matar a su amada si la agarra con otro. Canta Cacho Castaña.
Un genial escritor inglés dijo que la vida imita al arte, y es sólo por esa frase de Oscar Wilde que esta nota resalta la importancia del contexto en la escucha e interpretación de estas canciones. Porque si bien forman parte de una tradición originalmente (y casi necesariamente) machista como es la del tango, también se fueron firltrando en la cultura popular y fueron aceptadas por la audiencia educada por esa misma tradición.
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